Adiós al rebelde del trazo popular, Adolfo Mexiac

EXCELSIOR

Falleció el más importante grabador de México en su casa de Cuernavaca; sus restos serán cremados hoy y sus cenizas esparcidas en el mar, conforme a su voluntad

CIUDAD DE MÉXICO.

Considerado el artista visual que hizo del grabado una forma de protesta y quien nunca abandonó el trazo popular y crítico, Adolfo Mejía Calderón, mejor conocido como Adolfo Mexiac (1927-2019), falleció a los 92 años en su casa de Cuernavaca, acompañado de su esposa, la también artista Patricia Salas Velasco.

La noticia fue difundida ayer por el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), que hasta el cierre de esta edición no anunció si realizará algún homenaje al grabador más internacional de México, considerado el último integrante del Taller de Gráfica Popular (TGP) y discípulo más entusiasta de José Chávez Morado, Leopoldo Méndez y Pablo O’Higgins.

 

Mexiac nació el 7 de agosto de 1927, en Cuto de la Esperanza, Michoacán, y falleció el pasado sábado 12 de octubre a las 21:16 horas, confirmó ayer a Excélsior Salas Velasco.

Sus restos mortales fueron velados desde la mañana de ayer, y hoy a las 8:00 horas será cremado.

Falleció del corazón, pero todo comenzó cuando la vista empezó a fallarle, a partir de una degeneración de la mácula. Entonces se le operó y no funcionó, así que ya no estaba viendo ni escuchando, pero fueron 92 años que trabajó maravillosamente. Poco a poco empezó a decaer, llegó el momento en que a sus venas no entraba el suero y ya no quería comer. El corazón fue el que estaba muy cansado”, dijo.

¿Fue hospitalizado?, se le consultó. “Antes de esto lo hablamos, pero según su forma de pensar él no quería hospital, tubos… ni vida artificial”.

El geriatra quería hospitalizarlo, pero hablé con sus tres hijas (Xóchitl Aurea Mexiac Lozada, Atziri Mexiac Lozada y Tzunun Mexiac Castilla) y llegamos a la conclusión de que era mejor que estuviera en casa, bien atendido con enfermera y los cuidados de un hospital, pero sin que lo estuvieran torturando”, añadió.

¿Dónde llevarán sus cenizas? “Él quería que sus cenizas fueran echadas al mar. Así que creímos conveniente llevarlo a Colima, un estado que lo ha recibido maravillosamente, y decidimos ir al poblado de Cuyutlán, en Colima, para dejar que las sirenas abracen a mi bebé”, aunque una parte de éstas se quedarán en su casa de Cuernavaca.

Salas Velasco también comentó que Mexiac tenía en mente realizar una exposición en el Museo Nacional de Antropología.

Queríamos platicar (con las autoridades del INAH) para saber si había oportunidad de exhibir las placas de gran formato para grabados en madera que fueron el antecedente de su mural Las constituciones de México que permanece en el Palacio Legislativo de San Lázaro”.

Aunque la idea era presentar la suma de su trabajo gráfico, pictórico, de acuarelas y algunos apuntes que hizo en San Cristóbal de las Casas”, apuntó.

Sin embargo, dijo que por ahora no se ha agendado exposición alguna, pues “todo estaba parado por el estado de salud de Adolfo”.

Salas reconoció que las autoridades de Colima y del Poliforum Cultural Adolfo Mexiac son las únicas que le han hablado de hacer algún homenaje al creador de la pieza Libertad de expresión, que se ha convertido en su obra más conocida, dado que ha sido utilizada en protestas de todo el mundo, sin embargo aún no hay una fecha concreta, reconoció.

Sobre su archivo, la viuda del artista reconoció que es algo que aún debe platicar con las hijas de Mexiac.

Tenemos que platicar con calma (con las hijas) para ver cómo será. Por lo pronto ellas no han dicho nada, aunque están de acuerdo en que siga trabajando con la obra. Pero, bueno, yo no voy a ser eterna”.

¿Se depositará su archivo en algún lugar? “En Colima hay una exposición en el Poliforum que cuenta con una colección del maestro Mexiac”.

¿Y el resto de su obra? “No tenemos la cantidad total de la obra que dejó; quizá son más de mil piezas, pero eso también tenemos que valorarlo en las próximas semanas”.

¿Le llamaron de Bellas Artes para proponerle algún homenaje? “No, pese a que formó parte de la Academia de Artes, no ha habido movimiento… pero organizaremos un performance, afuera de Bellas Artes, en donde podría presentarse el grupo Té de Brujas con el tema
Linóleo, que se puede ver en YouTube” y es un homenaje al artista.

FUE LA RESISTENCIA

 

Para el también artista visual Demián Flores, “con el fallecimiento de Adolfo Mexiac se va el último de los grandes grabadores de México y el mundo”.

Y recordó que con su partida “una generación de creadores que utilizaron la gráfica como un arte de resistencia y en favor de la democratización de la imagen”, se quedaron sin su mayor representante.

Y lo definió de la siguiente manera: “Fue un artista activo en los años 50 del siglo pasado en el TGP, trabajó de manera colectiva imprimiendo y distribuyendo carteles, panfletos y hojas volantes sin numerar ni firmar, cuestionando al mercado del arte y la autoría.

Además, es autor de una de las últimas imágenes emblemática del México contemporáneo, el rostro de un indígena tzotzil encadenado, que realizó en 1954, y se reimprimió durante el noviembre estudiantil de 1968”.

Por su parte el académico y crítico de arte James Oles lo definió como “un ser generoso y simpático y el último de los grandes del Taller de Gráfica Popular”.

Ese tipo de cosas, como la muerte de Francisco Toledo, y ahora la de Mexiac, nos recuerda que están desapareciendo todos los de una generación porque Mexiac recordaba cosas de los años 40 y eso ya es casi imposible de encontrar”.

Y añadió: “Hay algo que me contó una vez y fue de lo más interesante que un artista me ha dicho. Me dijo que cuando él usaba linóleo para hacer grabados era porque tenía que hacer algo muy rápido. El linóleo es una materia industrial fría y me dijo que no era de mucha emoción, así que era para hacer algo rápido”.

Pero cuando él quería hacer algo desde su corazón, como artista, usaba la madera, la xilografía, porque es más orgánica. Mexiac era un hombre muy sensible en el sentido de pensar las materias”.

Finalmente, el artista Joel Rendón lo recordó como el grabador que dejó una de las obras más imponentes”.

Y añadió: “Pienso que (Mexiac) sí ha dejado una obra importante y, como grabador, es muy triste su muerte, pero debemos recordar su esfuerzo y el trabajo que desarrolló teniendo de contexto la escena nacional que le tocó vivir: los años 60”.