En el Proyecto 18 de AMLO, la Interculturalidad y los Pueblos Indígenas están ausentes

Ensayo/Opinión
HUGO VARAS @asesoresoax

Aprovechando la visita y los recorridos del líder de MORENA en estos días a Oaxaca es oportuno comentar este tema, desde la experiencia de muchos años de trabajo en comunidades indígenas.
Parece que los 200 “expertos” que integraron el llamado Proyecto de Nación 2018-2024 no conocen o no les interesa el tema. Me llama la atención que los dirigentes, legisladores y simpatizantes de su partido en Oaxaca no hayan hecho las observaciones y aportaciones del tema indígena, aún y cuando a nivel nacional del partido el área de Pueblos Indígenas la coordinan oaxaqueños originarios de estos benditos territorios pluriculturales. Sólo hemos escuchado aplausos y porras al Proyecto
18… ¿Será que están más interesados en su encuesta electoral interna? ¿O será que, al igual que sus 200 expertos, no conocen o no les interesan los Pueblos Indígenas y un modelo intercultural de nación? Tampoco los intelectuales indígenas, ni otras organizaciones, ni políticos de las otras izquierdas – porque cada quien tiene su izquierda y a menudo promulgan la bandera indígena- han aportado al Proyecto 18 con una perspectiva de interculturalidad y la inclusión igualitaria de los Pueblos Indígenas originarios. El Proyecto de Nación 2018-2024 se puso a disposición de la participación ciudadana abierta para su conocimiento, valoración y mejora colectiva, pero ni pío.
Según MORENA, el Proyecto 18 es “la oportunidad de dibujar un nuevo camino para México”, pero lo cierto es que el espíritu de los 50 Lineamientos Básicos del Proyecto Alternativo de Nación que AMLO había publicado hace justo un año, parece que se desvaneció, se esfumó. También se pierde el Postulado 5 del Programa MORENA “Por una nación pluricultural y el respeto a los pueblos indígenas, un México pluricultural y biodiverso implica crear nuevas condiciones democráticas, de igualdad y equidad para los pueblos originarios, no sólo culturales sino también económicas, políticas y sociales, así como formas de producir que conserven la riqueza biológica.”
Lo que sus expertos presentaron este 20 de noviembre no es realmente un proyecto “alternativo”, no es un nuevo camino, y aunque tiene algunas acciones novedosas e interesantes, en esencia y en conjunto, sigue siendo una visión mono cultural de nación, que contraviene la diversidad cultural de México. No se “regenera” ni transforma la visión de desarrollo homogéneo, economicista y unidireccional de los planes y modelos anteriores, mismos que no han logrado una movilidad igualadora y, por el contrario, han agudizado las desigualdades, principalmente de los pueblos indígenas que permanecen excluidos de los beneficios del desarrollo y la democracia.
Si la Constitución define a México desde 1992 como nación pluricultural, seguimos necesitando un modelo intercultural del Estado y del paradigma de desarrollo, de lo contrario la diversidad cultural solo seguirá siendo considerada como un dato de múltiples expresiones folclóricas.
Si bien el Proyecto de Nación 2018-2024 retoma e incluye en 6 apartados el valor del patrimonio cultural de México en diferentes expresiones referidas, sobre todo, al patrimonio monumental, hace muchísimas más referencias a la diversidad biológica (39 veces), o biodiversidad, que a la diversidad social y cultural de México (sólo 2 veces). Es muy valiosa esta perspectiva ambientalista, pero tampoco en este tema se recupera la interculturalidad como política pública que incorpore el manejo de la naturaleza en los territorios indígenas, a partir de sus conocimientos técnicos, y los valores sagrados de la tierra y sus recursos naturales, para que los contenidos del Proyecto 18 fueran congruentes con el perfil socio cultural diverso de la sociedad mexicana y más cercanos a sus aspiraciones de desarrollo.
Si se pretende un proyecto alternativo, la interculturalidad y los pueblos indígenas deberían ser un principio transversal, y también un Eje específico en el Proyecto 18. Sin embargo en el texto presentado este 20 de noviembre de 2017 no hay una gestión del aparato del estado para generar relaciones interculturales justas y equitativas, y sólo menciona una vez la interculturalidad, y la reduce al ámbito educativo: “Una educación acorde con el programa de transformación del país, con la flexibilidad necesaria para ser enriquecido, completado, modificado con el fin de incorporar una perspectiva sustentable, basada en la convivencia plural, diversa e incluyente, con una identidad clara, con memoria histórica y fundada en la incorporación de conocimientos y relaciones solidarias con otros pueblos, en una verdadera práctica de interculturalidad.” Pero la interculturalidad es un principio que debe estar presente en todas las dimensiones del desarrollo.
Por cierto, el Eje de Cultura, trabajado por la escritora Laura Esquivel es uno de los más pobres en referencia a Pueblos indígenas, pues si bien plantea la “prioridad en la atención a poblaciones excluidas, indígenas, rurales, en pobreza extrema”, etc., lo limita particularmente a la educación básica… Esta visión está “Como agua para chocolate”, según su novela, pero no es con cacao de manos indígenas, creo.
También el Eje de Desarrollo Social trabajado por Esteban Moctezuma Barragán es de los más escuetos; el señor no hace honor a su apellido imperial prehispánico.
Por su parte, entre las menciones -afortunadas algunas, y otras no tanto- que el Proyecto AMLO hace sobre pueblos indígenas podemos destacar:
1. Menciona el tema del desarrollo sostenible y buen vivir, pero no se aplica en los contenidos del Proyecto de Nación: dice que el desarrollo sostenible implica respeto a los pueblos indígenas, reconocimiento de sus usos y costumbres, su autonomía, sus territorios y los recursos naturales. No pueden ser vistos como un problema ni como expresión de “rezago”. Los indígenas representan un modelo armónico y equilibrado de desarrollo social y colectivo: la vida buena. Estos enunciados deberían materializarse transversalmente en objetivos, estrategias y líneas de acción concretas.
2. Menciona que el Muro con USA: Impediría el libre tránsito de miembros de las culturas indígenas, yaquis, pápagos y otros pueblos que ancestralmente han habitado y cruzado las tierras limítrofes entre Sonora y Arizona, lo cual es cierto.
3. Menciona la importancia de la Cooperación Europa-América Latina: Dice que somos dos caras de la misma moneda de la civilización occidental, enriquecida en el caso latinoamericano por nuestras profundas raíces indígenas. Más bien parece una visión neocolonialista.
4. Propone infraestructura de carreteras que permita la comunicación en cualquier época del año, en las comunidades marginadas y de población indígena. Propone pavimentar accesos a cabeceras municipales de Oaxaca y estudios de ordenamiento urbano para el proyecto transístmico.
5.- Afirma que México es un país multicultural con pueblos indígenas que ya están reconocidos como sujetos de Derecho en la Constitución, en el marco de los tratados internacionales, lo cual no es cierto y sigue siendo una materia pendiente que podría integrarse como un objetivo estratégico.
9. Uno de los contenidos más interesantes es en referencia a la Transición energética: Los procedimientos actualmente establecidos no garantizan equidad, respeto al territorio, ni una adecuada compensación a los propietarios de la tierra, ni consulta previa. La participación de los pueblos y comunidades indígenas es imperiosa en todas las fases de un proyecto, tales como el diseño, la ejecución y evaluación de los mismos. No define estrategias aplicabilidad.
10. Política agropecuaria Productivo-Comercial: Desarrollar las economías de las etnias, pueblos indígenas y poblaciones vulnerables que habitan los territorios rurales. No establece las estrategias.
El tema del maíz es contradictorio, por un lado, dice fortalecer el cultivo de maíces criollos y por otro, sustituir el cultivo de maíz en laderas por frutales. Considerando la orografía de Oaxaca, tendremos que comer tortillas de peras y manzanas, entonces.
11. Enuncia que en la Autosuficiencia Alimentaria Sustentable se debe preservar los valores de sustentabilidad, equidad, bienestar y respeto a los derechos de los campesinos y de los pueblos indígenas. Es buen principio que no se materializa de manera transversal.
12. Sector cafetalero: Establecer una política de Estado para el rescate de productores de café minifundistas indígenas de más de 20 diferentes etnias. Bien porque trasciende la política pública.
13. Política social de Estado: garantizar nutrición, educación gratuita, salud, vivienda, leyes justas, atención a discapacidades, libertad para todos, desarrollo a los pueblos indígenas, desarrollo de capacidades y competencias, equidad en la distribución de oportunidades, empleo e ingreso familiar suficiente. No presenta los instrumentos alternativos para concretarlo en las regiones indígenas.
15. Educación: prioridad la atención a poblaciones excluidas, indígenas, rurales, en pobreza extrema, etc., particularmente en la educación básica. ¿Y el acceso igualitario a la educación?
Este conjunto de menciones dispersas, no holísticas ni transversales en los 4 Ejes del Proyecto 18, ni integradas en un Eje específico de Interculturalidad y Pueblos Indígenas, no constituyen un Proyecto Alternativo de Nación que refleje lo que AMLO había esbozado hace un año, tal vez por eso, sus expertos hasta le quitaron el calificativo de “alternativo” que tenía originalmente.
La utilización simplista de términos como integración, asimilación, tolerancia y respeto en referencia a las diversidades y a los pueblos indígenas están rebasados por la dinámica actual frente al reconocimiento de la “otredad” y la construcción de la “interculturalidad” efectiva, que como estrategia obliga al cambio de todo lo mono cultural del Estado: modelos, instituciones, políticas públicas , marco legal… Implica construir una alternativa al desarrollo y sus componentes: la educación intercultural, la salud intercultural, la alimentación intercultural, la comunicación, la justicia, la economía, la gobernanza intercultural, para que verdaderamente el Proyecto 18 sea una alternativa al modelo actual.
La interculturalidad constituye una apuesta política intencional para gestionar el hecho de ser nación pluricultural, y orientarla hacia espacios de interacción y comunicación igualitaria. Recoge la diversidad cultural, pero sus principios y métodos también se aplican al género, la edad, la profesión, la aptitud y otros tipos de diversidad, porque las políticas interculturales implican la igualdad de oportunidades para desarrollar de manera incluyente las capacidades de todos los pluriversos de mexicanos y sus múltiples formas de ciudadanías. Esto no se manifiesta en el Proyecto 18, y habrá que revisar también los próximos proyectos de todos los presidenciables.
En México, construir un proyecto alternativo obliga a considerar la interculturalidad, y en ese contexto, a los pueblos indígenas, como un eje transversal prioritario, no sólo de las políticas públicas sino del modelo y proyecto de nación, como una cuestión del Estado Intercultural de Derecho al que aspiramos.
Desde Oaxaca, desde el sur sureste mexicano, tendría que construirse colectivamente la propuesta de mejora del Proyecto 18 y de todos los posibles proyectos de nación que vayan saliendo en estos meses; si no, será prian con lo mismo.

HUGO VARAS
@asesoresoax