¿Es probable que un meteorito nos aplaste?

meteorito_rusia_npChoque de un cuerpo celeste con una persona tendría efectos letales

Ganarse el premio mayor es más posible que ser alcanzado por un cuerpo celeste que caiga de súbito en la Tierra. Esa es la opinión de Santiago Vargas, doctor en Astrofísica, profesor e investigador del Observatorio Astronómico de la Universidad Nacional de Colombia.

“La probabilidad de ser impactado y morir por un meteorito es de 1 en 700 mil, mientras que la de ganarse el premio gordo de la lotería es en promedio de 1 en 100 mil”, explica el astrofísico.

Esto, en un planeta donde a diario ingresan 100 toneladas de material del espacio, entre rocas y polvo, según datos de la Royal Astronomical Society.

El tema lleva toda la semana dándoles vueltas a las noticias, luego de que murió un conductor indio, en el estado de Namil Nadu (India), debido a “la caída de un meteorito”, según las autoridades locales. Causó tres heridos más y desató un torrente de especulaciones sobre el incidente, que, según Vargas, hace mucho tiempo no ocurría.

¿Cómo clasificarlo?

“Los meteoritos se denominan de esa manera después de impactar la Tierra y dejar un cráter; antes que esto ocurra se les llama meteoros”, aclara el investigador.

De acuerdo con imágenes que circularon en Internet, el objeto que causó el accidente en India dejó en efecto un cráter, por lo que el estudio de sus restos podrían esclarecer fácilmente lo ocurrido. Lo habitual es que no se escuche muy a menudo la ocurrencia de este tipo de accidentes porque la atmósfera protege de ese material espacial que el planeta está recibiendo todo el tiempo.

“Cuando estos objetos ingresan, la atmósfera empieza a desintegrarlos, aunque si tienen un gran tamaño puede generar un choque importante”, explica.

Un ejemplo básico de su capacidad de destrucción es el famoso meteorito que cayó hace más de 60 millones de años en Yucatán y al que se le atribuye la extinción de los dinosaurios, comenta el astrofísico.

En efecto, no es necesario que el asteroide caiga exactamente sobre la persona. Cuando se trata de un objeto enorme podría caer a cientos o miles de kilómetros de donde una persona está, y aun así sería alcanzado por la letal onda expansiva, según comenta el astrónomo estadounidense Phil Plait, en su blog Bad Astronomer.

Esto hace referencia a lo sucedido el 15 de febrero de 2013, en Rusia, cuando más de un millar de personas resultaron heridas por la explosión de un meteorito de 17 metros y una masa de 10 mil toneladas. “Lo que sucede es que su velocidad supera la del sonido, y el aire comprimido que lo rodea causa una explosión, similar a lo que sucede con la dinamita”, explica Vargas.

Diminutas posibilidades

Pero un meteorito con el tamaño suficiente para causar toda esa destrucción rara vez cae en la Tierra.

“Si un 70% del planeta está cubierto por agua y el 30% restante lo comparten los campos, selvas, desiertos y las ciudades, esto hace que la mayoría de meteoritos caigan en zonas desoladas, remotas o poco habitadas”, asegura.

Así que es bien probable que jamás suceda. Bueno, no lo descarte del todo. En 1954, una mujer llamada Ann Hodges, en Alabama (Estados Unidos), tomaba una siesta recostada en un sofá, en su hogar, cuando un meteorito del tamaño de una piña rompió el techo y la golpeó. Increíblemente vivió para contarlo. Otros ganan la lotería.

Debate en el caso indio

El 7 de febrero un conductor murió por lo que fue descrito como un meteorito, en el sur de la India. El incidente llevó a científicos del Instituto Indio de Astrofísica a desplazarse al lugar.

También un equipo de la Universidad Nacional de Trichy, en Tamil Nadu, analizó las muestras del misterioso objeto.

La NASA, por su parte, declaró al diario estadounidense The New York Times, que según lo observado en las fotos, el incidente fue ocasionado por una «explosión terrestre».

El viernes 12 de febrero los científicos indios, contrariamente al tajante dictamen de la NASA, sostuvieron que el material es el de un meteorito, aunque aún faltan unas pruebas químicas. La NASA mantiene el escepticismo.