Grecia respira; mañana se reabrirán los bancos

greciaComo parte del acuerdo con acreedores europeos, los ciudadanos podrán usar sus tarjetas de crédito en el extranjero; asumen los nuevos ministros.

Atenas

Grecia reabrirá sus bancos mañana y flexibilizará los retiros de efectivo y las compras con tarjetas de crédito, tras la remodelación del gobierno, en plena carrera de obstáculos para evitar una salida de la zona euro.

Desde hace tres semanas los griegos pueden retirar un máximo de 60 euros por día. Pero, a partir de mañana, podrán retirar en una sola vez hasta 420 euros, es decir, el acumulativo semanal del límite diario de 60 euros.

Así, por ejemplo, una persona podrá retirar 200 euros un día, pero sus retiros para el resto de la semana no podrán superar los 220 euros.

Además, los griegos podrán utilizar nuevamente sus tarjetas de crédito en el extranjero.

Asimismo, se podrán realizar transferencias de hasta cinco mil euros por trimestre para los jóvenes que estudian en el extranjero y los griegos que reciben tratamiento médico fuera del país podrán sacar del país dos mil euros.

Pero, para los demás, los controles de capital seguirán en pie.

Con este paquete de medidas restrictivas las autoridades buscan evitar retiros masivos y, por ende, una caída en cascada de los bancos griegos.

Este es el primer decreto que se publica desde la remodelación del gobierno.

Los nuevos ministros prestaron juramento ayer después de que el premier, Alexis Tsipras, apartara a los que se opusieron a las reformas exigidas por los acreedores europeos.

Con esta decisión, el primer ministro, en el poder desde hace apenas seis meses, quiso imponer su autoridad, tras una votación en la que varios legisladores de su partido, el radical de izquierda Syriza, rechazaron las reformas exigidas por los acreedores para el tercer rescate.

Sin embargo, según varios analistas, esta remodelación superficial no bastará para evitar que se celebren elecciones legislativas anticipadas, posiblemente este otoño.

Yanis Varoufakis, quien dimitió de su cargo de ministro de Finanzas a principios de julio, se ha convertido ahora en el portavoz de los rebeldes.

Varoufakis declaró ayer a la BBC que el nuevo plan de rescate financiero para Grecia, que aún no está terminado, era «ya un fracaso».

La disposición del primer ministro de distanciarse del ala más radical de su partido y el voto positivo del Parlamento griego —gracias en gran medida a la oposición— han contribuido a restaurar la calma, aunque precaria, con los socios europeos y los acreedores, pero sin garantía de una supervivencia financiera a largo plazo.

Grecia recibirá una ayuda de emergencia de siete mil millones de euros para hacer frente a sus compromisos más urgentes, otorgada el jueves por los ministros de la Eurozona. Pero apenas entregada, desaparecerá casi inmediatamente.

Atenas debe hace frente mañana al pago de 4,200 millones de euros al Banco Central Europeo (BCE) y sacarse de encima una importante deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Paralelamente, una nueva carrera contrarreloj ha comenzado para, además de esta ayuda provisoria, lanzar las negociaciones para que Atenas reciba un tercer rescate de 86 mil millones de euros en tres años.

Pero para esto, Grecia tendrá que seguir demostrando su buena disposición: sus parlamentarios deben votar, a más tardar el 22 de julio, una reforma de la justicia civil y aplicar una directiva europea sobre los bancos.

Restablecer la circulación de dinero es urgente. El control de capitales ha costado ya a Grecia tres mil millones de euros, fuera del sector turístico, según el diario de centroderecha Kathimerini.

Otra prueba será la aplicación desde mañana del aumento del IVA, una controvertida medida votada por el Parlamento, en un país donde el fraude fiscal es común.

Pero no solo depende de Atenas alejar definitivamente el fantasma del «Grexit» (salida del euro), sino también de sus acreedores.

El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, sigue defendiendo su propuesta de excluir temporalmente a Grecia de la zona euro. Una condición previa, según él, para aliviar la gigantesca deuda helena.

El FMI y el BCE, apoyados por países como Francia, consideran al contrario que el alivio de la deuda griega, principal reivindicación de Syriza, debe ser planificada dentro del nuevo plan de ayuda sin excluir a Grecia del euro.