Los ciudadanos avisaron desde el 2000, que querían un cambio para el país, pero el PRI los ignoró, ahora lo perdieron todo

El Patíbulo

Por Alberto Unda

La aplastante derrota del desteñido tricolor, del pasado domingo 1 de julio, en realidad se inició el 2 de julio de 2000 cuando el Revolucionario Institucional por primera vez en 71 años de poder omnímodo perdió la presidencia de la República, la señal, el aviso, la advertencia, la vuelta de espalda, el rechazo, fue muy claro: los mexicanos estaban hartos, desilusionados, irritados, cansados de más de siete décadas de mal gobierno, encabezado por un presidencialismo cada vez más nefasto y alejado de sus representados.

Por eso, la ciudadanía se volcó a las urnas, para poner un alto al viejo y mañoso priismo y entonces el PAN se alzó con la victoria, el dinosaurio quedó herido de muerte, pero nadie de los aún engolosinados priistas, hizo caso.

El aviso decíamos fue muy claro, solo la casta priista, no la supo ver y confiados en que Vicente Fox, no les tocó ni un pelo y, por el contrario, les perdonó todas sus fechorías, los mafiosos tricolores, siguieron haciendo de las suyas, con la complicidad de un tipo como el panista, quien pesar de que tuvo el respaldo social, no encarceló, ni hizo que castigaran o enjuiciaran a nadie de los presuntos responsables de la mala situación que vivía el país.

Tampoco fincó responsabilidades contra nadie, mucho menos enjuicio a los responsables del inmisericorde saqueo, la venta de los bienes nacionales, las devaluaciones, la pobreza de millones de mexicanos, las mafias sindicales, y las corruptas cámaras de senadores y diputados, o los magistrados de la Suprema Corte que protegían lo más negativo del quehacer de gobierno.

Y ni que decir de los gobernadores, alcaldes, funcionarios del aparato burocrático, desde primer nivel, hasta jueces, soldados y policías, todos estaban en la misma canasta y ahí siguieron intocables, impunes, perdonados por el presidente surgido de la oposición, quien, nomás echó habladas contra las víboras prietas y las tepocatas, pero a nadie castigo.

Con ese perdón y olvido a su favor, los priistas siguieron haciendo de las suyas y con un presidente cómplice, poco a poco se fueron, reponiendo, lamian sus heridas con paciencia, seguros de que ante la ineptitud y falta de valor cívico y ausencia total de estar dispuesto a cumplir su responsabilidad constitucional, de Fox como presidente, solo era cosa de esperar para volverse a encaramar en el poder.

Cierto lo lograron, pero no aprendieron la lección, aunque el siguiente sexenio, todavía lo ganaron los blanquiazules, los priistas “simularon” un reforzamiento de su estructura, sus sectores, sus dirigencias estatales y nacional, ganaron gubernaturas, diputaciones, senadurías y prepararon el terreno para la nueva elección.

Para la contienda del 2012, mandaron a quien supusieron era el mejor priista entre sus filas, tan creídos estaban que Enrique Peña Nieto, sería el mejor presidente de México que no repararon que en su tierra natal, donde acababa de terminar su periodo como gobernador, el mexiquense, había hecho una desastrosa administración.

En el estado de México, el tiradero en todos los órdenes de gobierno era un chochinero: corrupción, violencia, asesinatos, secuestros, violaciones, obras inconclusas y otras mal hechas, una enorme deuda, y un rosario de saldos negativos -igualito que como va a dejar al país- y encima de ello, Peña Nieto, no entendió que “gobernar” una nación, no era igual que hacer un mal gobierno en una de las entidades de la República.

Ahora con la perdida prácticamente total del poder, donde le toca al PRI, ser convidado de piedra, sobre todo en el Congreso de la Unión quien sabe si será posible o le dará tiempo al PRI, después del desastre electoral, reconstruir o refundar al instituto político o de plano, sería mejor darle cristiana sepultura y emprender la fundación de un nuevo partido.

Con las cifras dadas a conocer, muestra clara del rechazo casi absoluto de los mexicanos tal vez lo más sano, es bajar la cortina y en lugar de refundar al PRI, mejor fundar un nuevo partido, porque ahora sí el dinosaurio tricolor, aunque tienen gobernadores en algunos estados, con la votación del pasado domingo, los priistas no tendrán ningún control en los congresos estatales, se les acabó el margen de maniobra, por lo cual, les llevará años, volverse a encaramar en el poder y eso si los mexicanos lo permiten.

Que lo piensen bien quienes como Ulises Ruiz Ortiz se andan peleando por los despojos de la dirigencia nacional del PRI, porque sí son tan líderes como dicen, lo más practico es trabajar por fundar un nuevo partido y olvidarse que hubo un partidazo a quien, los propios avorazados priistas, fueron acabando poco a poco.

Los “chapulines” que no dieron el ancho como candidatos, no deben regresar a los cargos que despreciaron por ambicionar otro hueso

La pérdida absoluta del PRI en Oaxaca en las elecciones para presidente de la República, el Congreso de la Unión y el estatal, así como las más importantes presidencias municipales, a cuatro años y medio de la renovación de la gubernatura, obliga a una necesaria y puntual reflexión:

La debacle del priismo oaxaqueño significa que los pomposamente llamados “operadores políticos”, lo que ocupaba un cargo en el gobierno o en el congreso estatal, simplemente no cumplieron:

No hicieron bien su trabajo en ninguno de los cargos o puestos que desempeñaban y cuando se pusieron bajo el escrutinio ciudadano, los electores los calificaron con un rotundo tache en contra.

Decimos esto porque es de esperar que el gobernador Murat Hinojosa, medite si vale la pena o le servirá de algo que cartuchos más que “quemados”, y repudiados públicamente, los reincorpore a los cargos que venían desempeñando -mal por cierto como ya se vio- porque evidentemente desempeñaron tan mal su función, y por eso eran tan mal vistos, que cuando se presentó la oportunidad, la ciudadanía los despreció.

Todos sabemos quiénes en su exagerada ambición por conseguir otro hueso, más cómodo que el que venían ocupando, pues sabemos que en el Congreso de la Unión o en el estatal, vaya hasta en las presidencias municipales, lo que menos hacen es trabajar y en cambio ganan muy bien y hacen negocios multimillonarios, echaron a la basura, o despreciaron el puesto que el gobernador les había concedido y sin más ni más se fueron a hacer sus fallidas campañas.

Eran funcionarios de primer nivel, Eduardo Rojas Zavaleta, María Luisa Matus Fuentes, Jorge Antonio Illescas, Jorge Zárate Medina, Martha Alicia Escamilla León, entre otros, engañaron al gobernador a quien vendieron la idea de que ganarían de todas, todas, el cargo de elección popular a donde el gobernante los propusiera con apoyo del PRI.

Ninguno logró la victoria, y peor aun recibieron el rechazo absoluto de los electores, muchos de ellos que quizás cuando se les acercaron a solicitar algún apoyo del funcionario en turno, nunca recibieron respuesta, vaya la mayoría, tal vez ni se dignaron recibirlos, porque estaban “muy ocupados”.

Hay otros exfuncionarios por ahí, que el propio gobernador no tiene necesidad de reintégralos a los cargos, porque fallaron de principio a fin y la ciudadanía no entendería porque esos “chapulines” que fueron por lana y salieron trasquilados, como si nada hubiera ocurrido, puedan otra vez reinstalarse en la comodidad de sus lujosas oficinas, con “guaruras”, ayudantes, vehículos, celulares, seguros de gastos médicos mayores, jugosos sueldos y aguinaldos y lo peor: seguir sin hacer nada útil, ni para el mandatario, menos para los gobernados.

En el congreso del estado, Alejandro Murat Hinojosa, por tratarse de otro poder, no puede meter mano, por eso esta misma semana, más raudos que veloces, todos los “legisladores” de la nefasta LXIII legislatura que iban o por la reelección, por una diputación federal o una presidencia municipal, sin asomo de vergüenza, dignidad y decoro, pero colmados de cinismo, ya están despachando otra vez como “representantes populares”.

Es que si perdieron el hueso que anhelaban, por lo menos, no quieren perderse, las jugosas dietas y salarios que cínicamente van a “cobrar” de aquí a septiembre.

Donde si puede disponer con las facultades que le confiere la Ley es que quienes fallaron, se queden en sus casas, a contar el dinero, que recibieron para sus campañas y que tal parece, no utilizaron, por eso nada o muy poco se vio de promoción del voto, giras de proselitismo, reuniones de trabajo, prácticamente nada.

O bien esos convenencieros “chapulines”, ya sabían que iban a perder o se confiaron en que el efecto del “candidato ciudadano”, José Antonio Meade, los llevaría de la mano y sin escalas a los nuevos cargos, de ahí que sus “campañas” en busca del respaldo popular y del voto, nomás no se vieron.

Con todo lo que paso, se vislumbra que el mandatario, tendrá que dar un manotazo firme y contundente sobre la mesa y reacomodar su equipo de gobierno, y en lugar de preocuparse por esos “chapulines” que no le respondieron, debe voltear a ver a muchos oaxaqueños, cuya trayectoria, éxito, prosperidad personal, honestidad, y lealtad son clara muestra de que hacen bien su trabajo y saben cumplir con la responsabilidad que tienen en sus negocios, empresas, o despachos como profesionales.

En el amargo recuento de los daños, además, del hartazgo ciudadano, ha quedado más que claro, que en las filas del tricolor estatal, estuvieron a la orden del día, las deslealtades, las traiciones, el deshonesto manejo de recursos y la ineptitud de la dirigencia estatal y de los sectores.

Dicen que Jorge González Illescas, al llegar nuevamente a la dirigencia estatal del PRI, deshecho todo el trabajo que había hecho por su antecesor, ignoró los avances o “amarres” como le dicen los priistas, y sólo se dedicó a apropiarse del financiamiento y las prerrogativas entregadas por el IEEPCO y a darse la gran vida.

El denostado “dirigente” Jorge González Illescas, al final de cuentas hizo o repitió el mismo esquema de conducción del tricolor, que tuvo hace años cuando fue presidente del CDE el PRI: nada, bueno mejor dicho a beneficiarse él, sus amigos y familiares, de los recursos que todavía llegaban a manos llenas a las arcas priistas.

Pero esos fueron otros tiempos, hoy se vive una situación muy distinta, por eso Jorge, no ha dado la cara, y no ha dicho ni pio, frente a la apabullante derrota que con su nula conducción política ayudó a que sufriera su partido.

Suponemos que para la cúpula de lo que queda ya del priismo oaxaqueño, al pasar las horas luego del cierre de casillas, del desconcierto pasaron al asombro y luego a la incredulidad: el otrora partidazo fue borrado y quedó en condición de desaparecido del mapa político del estado, ante la voluntad ciudadana de darse un cambio.

No me parece que haya sido el efecto Peje o la abrumadora personalidad de AMLO la que provocará la catástrofe que acaba de ocurrir en Oaxaca y el resto del país, en realidad, ooootra vez primero en el 2000 y luego 2010, los oaxaqueños votaron en contra de todo lo que oliera al PRI, cansados, hastiados y agraviados al constatar que ni la perdida de la presidencia, ni gubernatura ante Gabino Cué, a la casta dirigente o a la cúpula del priismo oaxaqueño, les hizo cambiar.

AMLO no ganó por el voto de los maestros, pero los del Cártel 22 lo amenazan con seguir haciendo de las suyas

En lugar de transformarse y entender el sentido del voto ciudadano, los del Cártel 22 amenazan hasta AMLO, quien no ganó por los maestros, sino por el voto de un México harto de la grosera corrupción.

Otra vez como en el 2010, el nefasto Cártel de la Sección 22, tiene una nueva oportunidad de transformar sus “tácticas” de lucha, por nuevas estrategias que privilegien a la educación que es su principal responsabilidad, y atender el que debiera ser su único compromiso: educar a las y los niños oaxaqueños.

Cuando Gabino Cué ganó la gubernatura del estado, los “trabajadores de la educación” se envalentonaron, porque se autodefinían como los “artífices” del triunfo del aliancista de ese momento.

De inmediato quisieron agandallarse todo el aparato educativo – es decir lo poco que les faltaba porque de hecho ya tenían el control de todo el IEEPO- quisieron imponer sus condiciones y que el gobernador les cumpliera todas sus exigencias y demandas, tuvieran o no que ver con la educación.

Por haber –según ellos- ayudado a Cué Monteagudo a derrotar a Eviel Pérez Magaña, devenido después como senador de “chiripa” y luego por sumiso y agachón ser designado por EPN, -que ya se vio todo lo hizo mal-, como titular de la Sedesol, los del Cártel 22, buscaron doblegar a Gabino, para que les dejara hacer sin ningún control, lo que se pegara la gana con la educación de casi un millón de alumnos.

Era para el Cártel 22 –como ahora- la gran oportunidad de transformar sus viejos y nefastos mecanismos de presión y repudiadas acciones violentar y atacar a una sociedad inerme que, sin deberla, había estado por más de dos décadas, aterrorizada y vejada, por supuestos “luchadores sociales” que nos habían humillado y destrozado la vida y también la educación, al punto de colocar a Oaxaca, en el penúltimo lugar de la media nacional de aprovechamiento y aprendizaje.

Arrinconado, presionado, pero con la responsabilidad de realizar su trabajo, el entonces gobernador Gabino Cué, no pudo –o no quiso- entregarles todo lo que los del Cártel 22, le exigían, al tiempo que le echaban en cara que él había ganado el puesto, gracias a los maestros.

Ofendidos porque no les cumplieron sus caprichos y sin tener disposición de cambiar y adaptarse a las nuevas circunstancias que vivía el estado, nada hicieron los del Cártel 22 por modificar sus desgatados como nocivos métodos de lucha.

En lugar de ellos, los trogloditas “trabajadores de la educación” con la mayor de las fierezas, volvieron al ataque, por ello, la supuesta alianza con su amigo GCM se despedazó y nuevamente los perjudicados fueron niños, niñas y adolescentes, quienes nuevamente quedaron a expensas de la voluntad radical de sus profesores.

Con esto, los maestros dejaron ir una clara oportunidad de cambiar y ponerse a la altura del nuevo tiempo que se vivía en Oaxaca, en lugar de botar y olvidar sus viejos esquemas, con tal de lograr, aunque fuera a la mala, mantener y acrecentar sus privilegios.

Ahora, ante el rotundo triunfo de Andrés Manuel que dicho sea de paso para aclarar el hecho: no ganó por los maestros del Cártel 22, sino por los oaxaqueños que votaron no por AMLO, sino en contra de todo lo que oliera a Partido Revolucionario Institucional, los mafiosos “trabajadores de la Educación”, ya empezaron a amenazar y a advertir que, aunque haya ganado su “cuate”, sino les cumple lo que ofreció principalmente derogar la Reforma Educativa, volverán a hacer de las suyas.

AMLO tiene que pensar con la mayor serenidad y seriedad que actitud va a tomar frente a los belicosos maestros oaxaqueños, porque si lo quieren chantajear, asegurando que gracias a la 22, ganó la presidencia de México, eso sería aceptar una gran mentira.

AMLO por lo que todo mundo sabe ganó y barrió al punto de hacer desaparecer al PRI, al PRD y en un descuido al PAN, por una abultada votación que rebasó los 30 millones de sufragios, así que no vengan los mafiosos de la 22 a querer cobrar la factura de un triunfo que no es de ellos.

En el supuesto caso de que la Sección 22 completa hubiera votado por AMLO serían unos 83 mil votos, más el doble sí todos estuvieran casados o arrejuntados, más dos hijos por pareja, en el supuesto de que estuvieran en edad de sufragar, más amigos y familiares, estaríamos hablando y hasta exageradamente de menos de un millón de sufragios, pero da la casualidad de que AMLO obtuvo en todo el país, más de 30 millones de boletas a su favor.

Entonces que los capos de la Sección no quieran atribuirse un mérito que están muy lejos de tener, porque aún juntando los votos en los estados donde la situación educativa la mangonera la CNTE: Guerrero, Michoacán, Chiapas, algunas delegaciones de la CDMX y Oaxaca, el total no serían ni cinco millones de votos.

En conclusión, AMLO no ganó desde cualquier ángulo que se vea, por el voto magisterial, sino por el sufragio de más de 30 millones de mexicanos, que por fin se decidieron a poner un alto a la grosera corrupción, impunidad y saqueo.

AMLO con todo el respaldo ciudadano que le fue depositado, no está obligado o forzado a devolverle a la nefasta Sección 22, la manipulación de lo que tiene que ver con la educación.

Sería un retroceso muy grave que derogara la Reforma Educativa, porque como él mismo reconoció, con este mecanismo hubo avances, pasos útiles y marcó el inicio de una transformación interesante en pro del derecho de las niñas y niños a recibir una educación de calidad, tener clases como lo marca el calendario escolar y a encontrar en las aulas a sus profesores.

Si tanto les molesta a los pandilleros incrustados en las escuelas normales, el examen o evaluación que deben aplicarles para tener acceso al sistema educativo, eso tal vez podría eliminarlo Andrés Manuel, de todos modos, los pseudo guerrilleros (a)normales, por regla general no estudian, pero como son el brazo ejecutor de las acciones violentas de la 22, con eso tienen asegurado el “pase automático” y esa condición con examen o sin él, puede no cambiar.

Derogar la reforma educativa y empoderar nuevamente a los desquiciados y chantajistas del Cártel 22, equivaldría a darse un balazo en el pie, porque si AMLO los consiente, en lugar de ponerlos en su lugar, el resto de sindicatos en el país, varios de ellos igual de mafiosos que los de la 22, aprovecharían el pésimo ejemplo, para iniciar una imparable carrera de chantaje, ausencia de los centros de trabajos, revisión de contratos colectivos con demandas laborales y hasta políticas -como le hacen los maestros – , bloqueos, paros sin ton, ni son, tomas de oficinas, centros comerciales, gasolineras, robo, extorsión.

Una oleada de este tipo de presiones en nada ayudaría a AMLO, antes bien pondría en peligro su ambicioso, pero justificado proyecto de querer trascender como uno de los mejores presidentes de México.

Y con el voto alcanzado, tiene para hacerlo, pero por favor que no se deje amedrentar por los sindicatos corruptos y mafiosos, de los cuales está a la vanguardia el tristemente célebre, Cártel de la Sección 22 de la CNTE.

Tome en cuenta que los mexicanos ya estábamos hasta el copete de todo lo que imponía la “mafia del poder” y los de la 22 pertenecen a ese grupo.

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