Pescadores del pacífico realizan valerosa labor en medio de una vorágine de adversidades

Patricia Castellanos

Pesquería La Linea, Arriaga, Chiapas. 23/05/2015.-A pesar de habitar en un entorno marginado, en territorios plagados de miseria e inseguridad, con un constante flujo migratorio y geográficamente expuestos a diversos fenómenos meteorológicos radicales, los pobladores de las comunidades que se encuentran en los límites de Oaxaca y Chiapas, no bajan la guardia, y luchan día a día por salir adelante para tener un digno estilo de vida, siendo su principal fuente de trabajo la pesca.

 En esta vorágine de adversidades, los hombres que encabezan las familias que radican a las orillas del pacifico, específicamente en la frontera entre Oaxaca y Chiapas, no bajan la guardia a pesar de las circunstancias tan difíciles que les ha presentado la vida, y salen diariamente a laborar para llevar el sustento a sus casas.

 Casi a oscuras, alrededor de las 4 de la mañana, diariamente los pobladores inician con este oficio generacional; los pescadores en su mayoría jóvenes debido a la fuerza que implica esta actividad, acompañados con algunas personas de la tercera edad, ya que son los ancianos los que cuentan con la sabiduría que les ha dejado la experiencia en el mar durante años, salen en sus balsas a recoger frutos de la naturaleza para llevarlos y alimentar a sus familias.

 En este contexto,  Carlos Giovanni Suarez Cruz y José Alberto Cruz López, originarios de la Pesquería La Línea perteneciente al municipio de Arriaga Chiapas, quienes pescan diariamente a intención de vender las especies que capturan y así llevar un poco de dinero a sus hogares y poder suplir sus necesidades básicas, comentan que últimamente, las horas en las que permanecen en el mar han incrementado, esto debido a que por los diversos fenómenos meteorológicos, aunado a la contaminación en diferentes partes del pacifico, es poco el flujo de animales acuáticos que pueden adquirir, por lo que sus jornadas se han tenido que alargar, aumentando con ello los peligros.

 Sumado a esto, los dos jóvenes quienes usan una pequeña balsa para transportarse, comentan que a pesar de los enormes riesgos que corren las personas que ejercen este oficio, ya que el mar es muy cambiante debido a sus corrientes, el producto obtenido la mayoría de veces es pesimamente pagado, ya que un kilo de pescado (dependiendo la especie) el cual puede rebasar hasta los 100 pesos, a ellos se los pagan muchas veces a menos de la mitad de este precio, sin embargo, la necesidad muchas veces los hace aceptarlo.

 En tanto, Don Mario, un veterano en este oficio, comenta que en sus años de experiencia, ha vivido diversas aventuras en el pacifico, muchas de ellas enfrentando grandes peligros en la inmensidad del mar, sin embargo ha podido librar estos obstáculos y siempre ha llevado el sustento a su familia, ya que muchas personas como él, pescan para consumo propio, ya que cansados de la mala paga ante la competencia con grandes mercados y sus enormes embarcaciones, han optado por pescar para llevar estos productos para su propia ingesta.

 A pesar de esta vorágine de infortunios, los pobladores de estos territorios bendecidos por la fertilidad de sus aguas, agradecen por tener como hogar esta tierra, la cual diariamente les concede el privilegio de admirar su profunda belleza, y alimentar a sus familias desde tiempos inmemorables.