Sindicato cubano rechaza las «agresivas palabras» de Trump

Milenio

La Habana.-La oficialista Central de Trabajadores de Cuba (CTC) rechazó las «agresivas palabras» que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dirigió el pasado viernes a la isla, vistas como un «retroceso en las relaciones entre los dos países», señala un comunicado de la organización.

Publicado en el semanario Trabajadores de la formación, el texto ratifica la posición oficial del gobierno cubano y condena la dura retórica de Trump y su amenaza de recrudecer el bloqueo estadunidense sobre el país caribeño.

Para la CTC -único sindicato legal en la isla-, es inaceptable que el presidente de EU condicione el levantamiento del «bloqueo» y la mejoría en las relaciones bilaterales a que Cuba realice «cambios inherentes a su ordenamiento constitucional».

«Pero esa vuelta atrás no nos intimida (…). Como siempre, seguiremos encontrando salidas a las limitaciones, nos mantendremos fieles al Partido Comunista de Cuba (PCC, único), que se fortalece con la actualización del modelo económico cubano que tiene en los trabajadores sus protagonistas fundamentales», indica el comunicado.

En el mensaje, la CTC insiste en la indignación que provocó en los cubanos la alusión de Trump a la violación de los Derechos Humanos en la isla, donde -afirma el texto- desde 1959 se garantiza el derecho al trabajo, el salario igualitario, la seguridad social, y a la salud y la educación universales.

«¿Acaso Trump pretende impedir, con la restricción de las visitas de sus conciudadanos a Cuba, que ellos puedan comprobar el disfrute aquí de esos derechos que en su propio país son irrespetados?», pregunta la misiva.

La Central de Trabajadores de Cuba agrupa a unos 3.4 millones de afiliados, que incluyen a más del 80 por ciento de los 556 mil 064 autónomos o «cuentapropistas» registrados en el país caribeño.

Esta reacción de la formación sindical se une a las de otros grupos oficialistas de intelectuales y estudiantes en el país.

En un acto en Miami el pasado viernes, Trump firmó una orden ejecutiva para limitar los viajes de estadunidenses a la isla y los negocios con empresas relacionadas con el Ejército cubano, en un movimiento contrario al proceso de «deshielo» iniciado durante el mandato de su antecesor, Barack Obama.

El mandatario condicionó además la negociación de un nuevo acuerdo bilateral con Cuba a «pasos concretos» en el país caribeño, como la celebración de «elecciones libres» y la liberación de «presos políticos».