Sor Juana Inés de la Cruz no sale del Claustro

EXCELSIOR

Un decreto ordenó que los restos de la monja fueran inhumados en la Rotonda de las Personas Ilustres, pero el Claustro de Sor Juana rechazó tajante la instrucción presidencial

CIUDAD DE MÉXICO.

Sor Juana Inés de la Cruz ya es mujer ilustre y en los próximos meses recibirá múltiples homenajes y publicaciones en su honor. Sin embargo, los restos óseos atribuidos a la Décima Musa no podrán ser extraídos del Claustro de Sor Juana para ser depositados en la Rotonda de las Personas Ilustres, “como lo menciona el decreto”.

Así lo dijo Carmen Beatriz López-Portillo Romano, rectora del Claustro de Sor Juana, quien explicó que la razón principal para no hacerlo es la propia voluntad de Sor Juana, quien estableció por escrito que quería quedarse al lado de sus hermanas.

Así que “sólo se realizaría un cenotafio o un monumento simbólico que la honre en la Rotonda”, añadió la rectora en el marco de la 32 Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

El decreto establece textualmente la declaratoria “para su inhumación en la Rotonda de las Personas Ilustres, del Panteón Civil de Dolores, así como los homenajes póstumos que al efecto se determinen”. Sin embargo, Carmen Beatriz López-Portillo argumentó que “Sor Juana tiene un texto donde ella dice expresamente que quiere ser enterrada en un espacio del Coro Bajo donde reposan desde hace tres años, junto con los de sus hermanas, y eso está por escrito”.

¿Autorizaría que los restos atribuidos a Sor Juana fueran enviados a la Rotonda?, se le pregunto a la académica.

“No, no, la idea es que se haga un cenotafio, un lugar simbólico para honrar a Sor Juana. Lo que es interesante del decreto es que invita a obtener que doten de recursos para la investigación, para la difusión y promoción del conocimiento de la vida y obra de Sor Juana”.

Y afirmó que, en caso de que se comprobara la autenticidad de los restos óseos de la autora de Primero sueño y que las autoridades federales determinaran que deben ser llevados a la Rotonda, no lo autorizaría.

“Yo sería la más feliz de que se comprobara que los restos sean de Sor Juana, pero ahí tenemos una cuestión jurídica. Imagina que Octavio Paz hubiera dicho que quisiera ser sepultado en San Ildefonso, pero al presidente de la República se le ocurre decir que no, que lo van a llevar a la Rotonda.

¿Perdón? Ahí es una cuestión jurídica.

¿Qué priva?, ¿la persona sobre sus propios restos o un decreto que obedece al interés nacional de honrar a un personaje? Es una discusión que vale la pena ponderar”.

¿Por cuál se inclinaría usted?, se le insistió. “Me inclino por el respeto irrestricto a la voluntad de Sor Juana. ¡Faltaba más que le corrija la plana a Sor Juana! Imagínense ustedes.

¡Qué osadía!”, añadió. Y apuntó que el detalle de la inhumación probablemente se deba a que este tipo de decretos son elaborados con machotes y por eso lo menciona.

“Pero lo que importa aquí es que es un reconocimiento oficial de Sor Juana como mujer ilustre. Eso significa que en la Rotonda de las Personas Ilustres Sor Juana podría tener un cenotafio, es decir, un monumento que la honre”.

¿Ya lo acordó así con el Consejo Consultivo de la Rotonda? “Eso lo hicieron directamente los senadores que realizaron la propuesta”.

AGUJA EN UN PAJAR

El decreto fue publicado ayer en el Diario Oficial de la Federación (DOF) y fue firmado por el titular del Poder Ejecutivo y rubricado por los secretarios de Cultura, María Cristina García Cepeda, y de Educación Pública, Otto Granados Roldán, entre otros.

En éste, que entra en vigor hoy, se detalla que el Consejo Consultivo de la Rotonda estudió y analizó las propuestas y aprobó, por unanimidad, el 23 de febrero pasado, “someter a la consideración del Ejecutivo Federal la declaración de mujer ilustre a Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, mejor conocida como Sor Juana Inés de la Cruz”.

El documento la define como “una de las principales representantes de la literatura castellana del Siglo de Oro”, cuya obra fue impresa, difundida y conocida en el mundo hispánico desde finales del siglo XVII”, y establece que nació en San Miguel Nepantla (hoy perteneciente al Estado de México) el 12 de noviembre de entre 1648 y 1651, y murió en la Ciudad de México el 17 de abril de 1695, víctima de la epidemia de tifo que asoló al Convento de la Orden de San Jerónimo.

El decreto la declara mujer ilustre y la distingue por su aportación destacada en los campos de las ciencias, las artes y la cultura nacional; e instruye a Gobernación para que realice los homenajes póstumos y obras necesarias para conmemorarla, mediante la difusión de su vida y obra.

Sobre los restos, la rectora del Claustro insistió en que sólo son atribuidos y recordó que desde hace años se hizo un estudio de ADN y sus resultados aún se desconocen, como lo adelantó Excélsior (31/05/2018) “Se pueden hacer más estudios, pero los restos que tenemos estuvieron bajo el agua, y seguramente en las condiciones actuales de la ciencia realmente es muy difícil hacer un estudio que nos dé el cien por ciento de certeza”, destacó.

¿Qué concluyó el estudio de ADN que hizo María de Lourdes Muñoz, investigadora del Cinvestav?, se le preguntó. “¡Que me entreguen los resultados! Yo no conozco a la investigadora ni a la gente de Cinvestav; eso lo solicitó el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), ahí el Claustro no tuvo absolutamente nada que ver y no conozco, desgraciadamente, los resultados que supuestamente iban a sacar”.

Añadió que después los investigadores “se sacaron de la manga hacer una comparación con los restos de la madre de Sor Juana. ¿Y dónde están sus restos? Dicen que en el Convento de la Merced, pero no se sabe en cuál de todas las tumbas está, por lo que es una aguja en un pajar”.

Por último, López-Portillo Romano propuso que los recursos para las celebraciones de la Décima Musa se destinen a investigaciones serias, para encontrar sus documentos perdidos, como su tratado de música El Caracol, las cartas que escribió a personajes en España, Portugal, Perú; descubrir si Antonio Vieyra leyó o no a Sor Juana”.

Por su parte, la escritora Margo Glantz, una reconocida sorjuanista, comentó que la distinción a la autora novohispana “llegó muy tarde” y que espera que este reconocimiento “sirva para leerla y dejar atrás esa estela de morbosidad”.