Violencia en Sonora provoca que familias terminen en albergues

carlos navarroEn la zona limítrofe con el estado de Arizona se encuentra la Sonoyta, localidad de alta porosidad que actualmente vive un alza en el tráfico de droga, personas y armas. Derivado de esto más de 70  familias sonorenses han tenido que salir de la zona para albergarse y mantenerse a salvo.

La zona del desierto de Altar limítrofe con el estado de Arizona en Estados Unidos, es objeto de una disputa territorial por el control de ese territorio para el trasiego de droga y otras mercancías ilegales, incluido el tráfico de personas, armas y dinero, lo que genera que las familias huyan hacia otras parte del estado, aseguró el procurador de Justicia del Estado, Carlos Navarro Sugich.

Actualmente el Ayuntamiento de Sonoyta atiende a más de 70 familiasdiario en albergues a las cuales les da una despensa y una cobija. Se habla de que mil 200 personas han sido trasaladadas del valle agrícola a Sonoyta, a Puerto Peñasco, San Luis Río Colorado, Mexicali y Estados Unidos.

A la vez que el alcalde de Sonoyta, Julio César Ramírez Vasquez, declaró que se requiere más seguridad por parte de las corporaciones policiacas tanto estatales como federales.

“Necesitamos más seguridad, que lleguen más corporaciones de ser necesario estamos pidiendo el apoyo del gobernador del estado para un destacamento permanente de la policía estatal de seguridad pública y porque no decirlo también de parte de la policía federal, estamos solicitando el apoyo del presidente de la República para que gire instrucciones al secretario de gobernación y se puedan coordinar los trabajos de seguridad pública de este municipio”, informó el alcalde.

“Estamos verdaderamente muy preocupados, sobre todo en el área del Valle y Desierto de Sonora, los ejidos Valdez, La Nariz, La División del Norte es donde se está dando mas que nada los enfrentamientos muy recurrentes y sobre todo la población está muy expuesta”, lamentó.

Navarro razonó que desde el lado mexicano, las autoridades de Sonora, de la Policía Federal, el Ejército y la Marina han hecho su trabajo, asegurando la región, localizada particularmente en el municipio de Sonoyta, sin embargo sostuvo que del lado estadounidense la vigilancia es escasa y se ha convertido en una de las regiones más porosas en la frontera entre los dos países, por lo que hay mucha actividad de tráfico “de lo que sea” por esa zona.

De hecho la situación en ese municipio en el que la peculiaridad es que la carretera federal 2 corre en paralelo con la línea fronteriza por más de 130 kilómetros en los que no hay cerca, ni barrera alguna más que la zona desértica y el terreno agreste, se ha tornado muy delicada con reportes de enfrentamientos armados de manera cotidiana y con él éxodo de familias que víctimas del pánico que les provoca la creciente inseguridad buscan refugió en otros lugares de Sonora.

Navarro Sugich dijo que el hecho es que del lado estadounidense hay una gran reservación de la Nación Indígena Tohono O´odham, y que ese es argumento de las autoridades del vecino para mantener una laxa vigilancia, lo que provoca que por ese terreno además de trasiego de drogas, las condiciones se presten para que haya tráfico de cualquier tipo de mercancía como armas, dinero, drogas, personas.

“Y es de acá para allá y de allá para acá, de ahí el interés de los grupos del crimen por controlar esa región”, declaró Navarro.

Además subrayó que se ha diseñado un operativo para ajustar la seguridad en el municipio, controlar la situación y sobre todo dar tranquilidad a los pobladores y que hay coordinación con el Ejercito, la Marina y la Policía Federal, sin embargo declinó dar detalles sobre las características del operativo o el número de elementos destinados a él, por lo que argumentó son razones tácticas.

Recalcó que se investigan los hechos y que se busca dar con los responsables, pero sobre todo regresar la tranquilidad a la región, pues es preocupación del gobierno que se mantenga la seguridad en todo el territorio estatal.

“Entenderán que es muy difícil que mantengamos vigilancia constante en cada centímetro del estado, y que en particular la zona de Sonoyta y el desierto es muy extensa, difícil de controlar y que encima tenemos el problema de que hacemos operativos, los delincuentes nos ven venir y lo que hacen es cruzarse de nuevo a Estados Unidos y así nos evaden”, afirmó el procurador.

Bajo ese criterio sostuvo que la situación que se enfrenta en Sonoyta es compleja de origen, pues se trata de un problema binacional, pues resulta evidente que para dar con una solución de fondo es necesario que también las autoridades estadounidenses refuercen la vigilancia en la región, pues de lo contrario el interés de los grupos de traficantes se mantendrá sobre la zona, por más operativos que se hagan.