Biblioteca Móvil A 47, la cultura en marcha

interior-recorre-diversos-barrios-capital_MILIMA20160403_0016_8Milenio

Desde las ocho de la mañana Juan Cervantes enciende el camión A 47, una biblioteca móvil puesta en marcha en 2012. Se toma su tiempo para llegar alrededor de las 10 de la mañana a la colonia que corresponda según el itinerario establecido. Inicia la jornada de la Biblioteca Móvil A 47.

Hoy corresponde a la Plaza Ángeles, que cobija un conjunto de juegos infantiles, muy cerca del salón de baile Los Ángeles. Conforme pasan las horas, poco a poco los niños empiezan a acercarse, preguntan qué es ese camión pintado de blanco lleno de libros, y si pueden entrar y tomar los volúmenes.

En su interior hay más de mil libros de arte contemporáneo para quien quiera acercarse a ellos; pero son solo una parte de la oferta cultural, porque también se dan talleres de arte e historia, intervenciones artísticas, proyecciones de cine y video, lo que hace del camión un espacio cultural vivo y activo.

La primera visitante en llegar a la Biblioteca Móvil A 47 es Angélica Rivera Serna, una niña de 7 años que está aprendiendo a identificar las letras del abecedario. Viene acompañada de sus padres. “Vinimos a hacer ejercicio y a que la niña se divierta un rato en el parque, pero vimos el camión, las mesas y las sillas y nos aventuramos a preguntar”, dice Catalina Serna, la mamá de la pequeña.

La señora Serna explica que, de no ser por las bibliotecas que debe haber en las escuelas, ella no conoce ninguna otra en la colonia donde viven desde hace varios años, la colonia Guerrero. “Yo creo que es muy importante que existan proyectos como éste para que los niños tengan opciones, aprendan cosas nuevas y temas diferentes”.

En los cuatro años que lleva funcionando esta biblioteca ha atendido a un público que suma entre 2 mil 500 y 3 mil personas por año, con visitantes de todas las edades pero mayoritariamente público infantil.

Fundación

Alumnos 47 es una fundación civil sin ánimo de lucro que es relativamente joven: data de hace cinco años y se dedica a fomentar la relación entre distintas disciplinas, principalmente el arte contemporáneo y comunidades marginadas.

Además del acercamiento de su acervo, “tenemos talleres principalmente para niños, pero también intentamos hacerlo para jóvenes y hemos tenido un par de actividades para personas de la tercera edad. Dependiendo de la población que exista en las colonias son los talleres que se ofrecen, con artistas de la Ciudad de México o residentes de ella para acercar temas que no se abordan en el sistema escolarizado o en casa”, explica Citlali López, responsable del proyecto.

El itinerario de este año incluye estancia todos los martes en Corpus Christi, en el parque que está en la colonia Guadalupe Tepeyac, y todos los viernes en la Plaza Ángeles; los sábados, en la calle Peatonal Doctor Mora, a un costado de la Alameda Central.

Tras unas horas han llegado ya varios niños que se arremolinan en las mesas de trabajo y las sillas de colores, entre ellos Sughey Yamiled González Munguía, de 6 años de edad, quien, con un libro en la mano platica con Diego acerca de las esculturas: “Son diferentes a las pinturas porque las pinturas son planas”, le explica.

 Plataforma abierta

Diseñado por Carlos Bedoya, Víctor Jaime, Wonne Ickx y Abel Perles, del despacho Productora, el concepto arquitectónico de este tráiler llamado A 47 pretende constituir algo más que solo una biblioteca sobre ruedas. Mientras que las disposiciones tradicionales de los libreros podrían impedir la flexibilidad del espacio y bloquear las visuales, se opta en este caso por trasladar la colección a un nivel superior. De esta forma se crea un espacio dinámico y transparente en relación continua con el contexto urbano: una plataforma abierta que permite un sinnúmero de actividades y configuraciones para presentaciones, lecturas y talleres.

Los libros quedan ubicados bajo el techo opaco del camión, conformando así un remate colorido desde el interior, un elemento visual que le da su carácter y significado al espacio central. La elevación de plataformas móviles controla el acceso a los libreros y posibilita una serie de configuraciones acorde con las diferentes actividades, pero que conserva a los libros como escenario de las mismas.

Desde el interior se logra percibir el ritmo de pórticos que suspende una retícula estructural en tres dimensiones, en donde se disponen hasta mil 500 libros en charolas desmontables. Las diversas puertas que configuran el perímetro establecen una conexión dinámica entre interior y exterior, lo que permite también al público una aproximación y un uso flexible. Además, constituyen una metáfora de las infinitas posibilidades que ofrece el móvil.