Brigada nacional busca a desaparecidos: «hallar un hueso, un tesoro para deudos»

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«Cuando estamos en campo siempre digo que parecemos animales: haciendo hoyos en la tierra y buscando olores putrefactos… como zopilotes». Es la analogía que utiliza  Mario Vergara para describir las labores que realiza la primera Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas.

Por primera vez, familiares de desaparecidos e integrantes de diversas asociaciones civiles de cinco estados se reunieron para buscar no solo a sus parientes, sino a cualquier persona que se encuentre en esta situación.

“Esta brigada surge a través de las necesidades que tenemos las familias de encontrar a nuestros desaparecidos, ya que el gobierno desafortunadamente no hace su trabajo, tenemos que aprender a buscar”, aseguró Araceli Salcedo, madre de una víctima en Veracruz.

“Hemos perdido mucho tiempo pensando en que el gobierno nos va a regresar a nuestros familiares, y no ha sido así… estamos muertos, y si nos vamos a morir en casa, preferimos morirnos buscando a nuestros familiares”, enfatizó Mario Vergara, integrante del colectivo Los otros desaparecidos de Iguala.

Esta semana comenzaron sus actividades en Veracruz, su primer destino, donde acusaron que se vive una crisis “inmensa” de inseguridad y recordaron casos de desapariciones como los de Tierra Blanca, Papantla y más recientemente Minatitlán, entre otros, lo que convirtió a esta entidad una prioridad de búsqueda.

En caravana desde el sábado pasado partieron de la Ciudad de México para arribar a la iglesia de los Santos Reyes en el municipio de Amatlán, donde desde entonces y hasta el próximo 22 de abril tienen su “hogar”.

“Es una manera de hacernos solidarios y presentes con nuestra comunidad, porque es la que está sufriendo y es la que está necesitando el acompañamiento desde la fe”, dijo el cura Julián Verónica.

Ayer en el poblado de Agustín Millán, localizado en el municipio de Córdoba, la brigada llevó a cabo su tercera búsqueda de campo, pues denuncias anónimas señalaban la posible existencia de restos humanos en este punto y en particular en la zona donde abundan pozos.

“He encontrado 145 cuerpos y 48 fosas clandestinas en Guerrero, pero es la primera vez que bajaremos a un pozo para buscar a uno de nuestros familiares”, explicó Mario Vergara, integrante de Los otros desaparecidos de Iguala.

Aunque hasta el momento no se haya encontrado nada, Mario consideró que no se trata de “una derrota”, sino de la certeza para una familia de que no hay ningún familiar desaparecido en ese pedazo de tierra.

“Cuando desaparece un familiar, desaparece todo…. Para la familia de un desaparecido, que encontremos un hueso es un tesoro”, aseguró.

Además de las búsquedas en campo, esta primera brigada, a través de la Universidad Autónoma de Morelos, también toma muestras de ADN de personas que se acercan a su campamento para denunciar un caso más.

“Nos permite poder llegar a más víctimas huérfanas sin necesidad de una denuncia y todo lo que se ha estado rescatando en el cementerio que es nuestro país tenemos que darle identidad”, destacó Juan Carlos Trujillo, otro deudo.