Culmina Río 2016, comienza el camino a Tokio 2020

brasilRío se despidió con la modelo Izabel Goluart comandando el carnaval en Maracaná, mientras que el adelanto para la sede de 2020 ilusiona a los aficionados

Río de Janeiro, Brasil

Más de 18 mil kilómetros separan a Río de Janeiro de Tokio, la próxima sede para unos Juegos Olímpicos, pero seguramente son menos si se cruza por un túnel al estilo de Mario Bros.

Los japoneses dieron un adelanto de 12 minutos de lo que pueden ofrecer, no solo en las ceremonias de inauguración y clausura en 2020, sino de una cosmogonía que parecía muy remota, pero hoy se refleja en productos que se consumen en todo el mundo.

Personajes de videojuegos o series animadas como Pac-Man, Hello-Kitty, Doreamon y los Supercampeones tuvieron apariciones muy breves en las pantallas pero suficientes para hacer conexión con los aficionados de todo el mundo.

La expectativa en cuanto a adelantos tecnológicos es alta, pero sobre todo a una nación donde los Juegos serán bienvenidos por todos los sectores, con ganas de mostrar una nación que es radicalmente diferente a la sede en 1964.

Una noche antes, Maracaná había sido testigo de una de los momentos más grandes en la historia del deporte en suelo brasileño. Porque no pudieron ser campeones del mundo en ese césped pero sí graduaron a su máxima figura en el último lustro, Neymar; que también fue parte del festejo cuando los varones consiguieron el último oro en el voleibol de sala.

Sin embargo, ni ese cierre con medallas doradas en deportes de conjunto compone un ambiente de descontento social, el alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes fue abucheado en el acto del pase de estafeta con el presidente del COI y la nueva gobernadora de Tokio, Yuriko Koike, quien aceptó la bandera olímpica portando un kimono.

La despedida apostó de nuevo por la samba, la gran estrella de la noche volvió a ser un ángel de Victoria’s Secret, esta vez Izabel Goulart, quien apareció comandando el carnaval, que ahora sí tuvo un carro entrando al estadio.

Otra velada de homenajes a la cultura de esta nación, desde el inventor Santos Dumont, quien diseñó el primer avión con motor capaz de volar, pasando por las pinturas rupestres de Serra de Capivara, las artesanías de hilo o arcilla de Vitalino, hasta el arte de Burle Marx. Todos acompañados de la música de Tom Jobim, Marlene Castro o Leandra Leal.

Se extinguió el fuego del pebetero ante una lluvia artificial, casi tan intensa como la natural que estuvo presente en varios momentos de la ceremonia.

María del Rosario Espinoza volvió a representar a los atletas mexicanos en el desfile, honor merecido con su tercera medalla olímpica, pero el momento se lo robó la delegación británica con las suelas que encendían luces de colores.

Bach cerró los juegos sin un tono exagerado, «Llegamos como visitantes y nos vamos como amigos. Fueron unos Juegos maravillosos en una ciudad maravillosa», misma frase final que inspiró el nombre del título de la canción de despedida, «Ciudade Maravilhosa».

El presidente del comité organizador, Carlos Nuzman, volvió a sentir el cariño de los brasileños que le aplaudieron mientras batallaba para leer su discurso, entre los problemas que tiene con el mal de parkinson y el fuerte viento que complicaba aún más sostener las hojas.

«La medalla de oro es para ustedes», proclamó.

Tras la polémica, Yelena Isinbayeba fue ovacionada al ser presentada como miembro del nievo Comité de Atletas del COI, electa por ellos mismos junto a otros medallistas. La rusa vivió días amargos previos al inicio de las competencias y acabó anunciando su retiro sin poder saltar.

El poema «Saudade» fue una parte central de la ceremonia, no tiene una traducción literal al castellano, pero nostalgia es uno muy cercano y fue el sentimiento de una noche donde los creativos de la ceremonia volvieron a apostar por el colorido.

Nostalgia de un ciclo olímpico que deja un buen sabor de boca y la gran anticipación para el 2020.