“Escribir poesía es enfrentarse a la vida”: Óscar Oliva

Hace algunos años el poeta Óscar Oliva le ganó una batalla a la muerte. Hoy celebra la vida y lo hace acompañado de los suyos, de sus amigos, de sus lectores: llega a los 80 años de vida convencido de que la poesía no debe ser entendida precisamente como una tabla de salvación, sino más bien como una oportunidad para la rehabilitación interna.

“Estos últimos años han sido muy fuertes no solo para mí sino para la familia que tengo, quienes también sufrieron todos estos acontecimientos. Pero eso ya es cosa del pasado y con los festejos me siento verdaderamente alegre, sobre todo por estar rodeado por la gente que me quiere: los amigos, los familiares, los que han sido mis alumnos y muchos escritores de Chiapas y de varios lugares de México”, compartía a MILENIO el poeta chiapaneco mientras se alistaba para el homenaje recibido anoche en la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas.

Si bien el festejo más íntimo por sus ocho décadas de vida se dio hace algunos días, el pasado 5 de enero, familiares y amigos decidieron impulsar un homenaje al poeta, al que se sumaron diversas instituciones culturales y universitarias de la entidad; incluso su poesía se ha apropiado del espacio sonoro a través de la señal de Radio Universidad Unicach FM.

“La enfermedad no me cambió, más bien terminó por reafirmar muchas cosas que he venido pensando desde que me inicié en la poesía hace ya 60 años. Pienso que escribir poesía es enfrentarse a la vida, con todas las caídas que se puedan dar, con toda la violencia que pueda haber; pero muchas veces esa violencia viene del exterior de uno y entonces la poesía no es una tabla de salvación: es una rehabilitación de nuestro ser, porque acompañados de todo lo que acontece dentro del poema y alrededor de la poesía, como son las texturas y el conocimiento, uno se hace preguntas para seguir viviendo”.

Oliva tiene especial interés en las preguntas que se formula con la escritura de cada poema, interrogantes convertidas en imágenes, en metáforas, en una arquitectura verbal, que asumen una nueva estructura cuando se transforman en preguntas de los mismos lectores al enfrentarse a un poema.

PASOS ADELANTE

En la bibliografía de Oliva se cuentan títulos como Ocupación de la palabra, Estado de sitio o Trabajo ilegal; perteneciente a un movimiento que se denominó La espiga amotinada, al lado de poetas como Jaime Labastida, Juan Bañuelos, Eraclio Zepeda y Jaime Augusto Shelley, el chiapaneco hizo del poema una permanente compañía, si bien no deja de hacerse preguntas: “Después de tantos años de escribir poesía, no sé qué es. Sí sé lo que es un poema, pero la poesía me cuesta mucho trabajo entenderla. Entonces, si no es una tabla de salvación es un acompañamiento, es una afirmación para vivir y más en estos momentos tan complejos en nuestro país, aquí en Chiapas y en el mundo. La poesía es una manera de pensar todos estos acontecimientos, que están envueltos también en lo maravilloso de la existencia”.

Danza, música, artes plásticas se conjugaron en el homenaje recibido por el poeta, en gran parte porque él ha vivido con la certeza de que entre todos se puede ofrecer una mirada diferente del mundo, lograr que las preguntas de la sociedad sean más constantes en nuestro tiempo.

“No lo tenemos todo perdido; al contrario, tenemos mucho ganado, y dentro de esta ganancia está la procuración de más lectores, de más escritores de poesía, donde nosotros nos hagamos uno con los demás artistas, con quienes hacen cine, video o arte por medios electrónicos, para que podamos conseguir una comunidad autónoma de artistas.

“De muchas maneras se puede reflejar la realidad, pero la poesía no es un asunto de espejos, no se trata de meter un espejo tras otro, sino es una manera de pensar, un pensamiento especulativo y a través de él se trata de construir belleza. Mediante eso quizás se pueda lograr que nuestra existencia sea un poco mejor”.

El literato presume de haber llegado a los 80 años de edad no totalmente lleno de energía, pero sí con las ganas de dar mucho más, de escribir poemas, publicar libros, pero en especial de seguir al lado de los jóvenes escritores de poesía mediante talleres literarios, charlas, conferencias, de una vida académica, de establecer relaciones con las universidades y con toda la gente que hace cultura.

“En ese sentido seguiré dando pasos adelante. Trabajo mucho todos los días escuchando a los jóvenes, leyendo mucho y más o menos estoy al día de lo que sucede en la poesía en lengua castellana”.