Ser gay significa lo que no debería; urge hacer algo

CIUDAD DE MÉXICO.

Hace dos años me encontraba en mi segundo día del propedéutico de mis estudios de Maestría.

Con motivo del Día Internacional contra la Homofobia, Transfobia y Bifobia (IDAHOTB) decidí ir con una playera con los colores del arcoíris de la organización Human Rights Campaign (HRC). Empezaba una nueva etapa en mi vida y pensaba hacerlo en mis términos, sin esconderme, mostrando quién soy y lo que apoyo. Quería ser y hacer algo que jamás había podido ser y hacer.

Cuando estaba en secundaria y me empecé a dar cuenta de que no me atraía lo mismo que a mis compañeros, la posibilidad de ser gay significaba temor. Siendo alumno de una escuela católica el encontrar a los hombres atractivos y sentir deseo por ellos era confuso; por un lado no podía evitarlo y, por el otro, se me enseñaba que eso no era normal.

Durante la preparatoria decidí que esos pensamientos no me distraerían, me enfocaría en mis estudios y me olvidaría de lo que sentía. En esa etapa ser gay significó aprender a esconderme.

Para la universidad significó fingir ser alguien que no era y lastimar a gente en el proceso. Salí con una mujer, me caía bien y la quería, aunque no de la misma manera que ella a mí. «Quizá esto pueda funcionar, tal vez solo necesito darle una oportunidad», pensaba. Y así pasaron los meses sin que yo quisiera dar el paso porque sabía que no era lo justo para mí, pero jamás me detuve a pensar en lo que era justo para ella.

La universidad significó fingir ser alguien que no era y lastimar a gente en el proceso.

Las cosas empezaron a cambiar cuando pude verme frente a un espejo y decir en voz alta que era gay, aunque fuera solo para mí. A partir de ese momento significó dejar de odiarme y sentirme asqueado por una parte de mí de la cual no podía escapar; significó empezar a conocerme de verdad, significó entender que valía por todo lo que soy.

Salir del clóset significó aprender a aventarme al vacío, a confiar por completo en los demás, a aceptar que habría gente que se alejaría. Y también significó darme cuenta de que estoy rodeado de gente maravillosa a la que no le importa quién me gusta.

Hoy, para mí, ser gay significa libertad, visibilidad y orgullo de ser yo sin importar lo que piensen los demás o si le incomoda a alguien. Y también significa sentirme afortunado porque en una sociedad todavía predominantemente machista e insegura para la comunidad LGBT jamás he tenido que enfrentarme a una situación peligrosa para mi bienestar.

Y es en este contexto que, sobre todo, ser gay para mí significa una oportunidad para educar a los demás y ayudar de alguna manera a que la sociedad se vuelva más tolerante. Y es por eso que este Día Internacional contra la Homofobia, Transfobia y Bifobia es una excelente oportunidad para volver a alzar la voz, en particular porque el tema de este año es «Alianzas por la solidaridad».

Salir del clóset significó aprender a aventarme al vacío, a confiar por completo en los demás, a aceptar que habría gente que se alejaría.

A pesar de la falta de inclusión de temas de diversidad sexual en las plataformas electorales del proceso de este año en México, hay esfuerzos desde la sociedad civil para buscar aliados de la comunidad LGBT.

Un ejemplo es la exposición temporal LGBT+: Identidad, amor y sexualidad que se exhibe en el Museo Memoria y Tolerancia de la Ciudad de México, la cual busca sensibilizar y generar conciencia en la población a través de un recorrido por los términos e historia del movimiento por los derechos de las minorías sexuales.

Algunos ejemplos más son la campaña de YAAJ México para informar sobre los peligros de las terapias de conversión y el esfuerzo de crear una guía para tener «Universidades libres de violencia y discriminación por orientación sexual e identidad de género».

 

Las cosas empezaron a cambiar cuando pude verme frente a un espejo y decir en voz alta que era gay, aunque fuera solo para mí.

 

Y en el plano empresarial se encuentran los esfuerzos de HRC para reconocer a las empresas más inclusivas con la comunidad LGBT en sus prácticas corporativas, y de Pride Connection, un grupo de empresas enfocado en compartir y fomentar mejores prácticas en políticas de inclusión laboral LGBT.

Te invito a que te acerques a una de estas opciones y te conviertas en un aliado para la comunidad, sea que pertenezcas a ella o no. Muy seguramente te estarás convirtiendo en el aliado de un familiar, amigo, compañero de trabajo o escuela, y puedes hacer la diferencia en su vida.

Conforme avancemos en la tolerancia, inclusión y reconocimiento de los derechos de la comunidad LGBT será más evidente que todos somos iguales a pesar de nuestras diferencias, más allá de fobias y prejuicios. Así, el ser gay dejará de significar temor, ansiedad, preocupación, asco, rechazo, aislamiento y negación para quien lo sea, y podrá ser sinónimo de vivir una vida plena y sin miedo con la persona que elijas tener a tu lado.

* Este contenido representa la opinión del autor y no necesariamente la de HuffPost México.