14 frases de Octavio Paz sobre la Conquista de España a México

CIUDAD DE MÉXICO. – ¿Cómo entender la mente del mexicano? Es complicado. Sin embargo, al adentrarse en su historia y su presente podemos descifrar su comportamiento.

Aquel que quiera comprender la mente del mexicano que reniega de los españoles, pero secretamente los copia (o a cualquier europeo), aquel que quiera entender al mexicano que dice sentirse orgulloso de sus orígenes, pero critica a los indígenas que triunfan, tiene que leer a uno de los mexicanos más ilustres: Octavio Paz, poeta, ensayista y diplomático y también relator de verdades que duelen.

Buena parte de la obra de Octavio Paz está dedicada a la reflexión sobre la identidad mexicana: en ese sentido es determinante su ensayo El laberinto de la soledad.

A continuación, te presentamos algunas frases que hablan sobre el mexicano y lo que significa para él la conquista y la eterna lucha que vive entre ser indígena, ser español o ser él mismo.

1. “La llegada de los españoles parece una liberación a los pueblos sometidos por los aztecas”.

2. “La historia de México es la del hombre que busca su filiación, su origen… En su excéntrica carrera ¿qué persigue? Va tras su catástrofe: quiere volver a ser sol, volver al centro de la vida de donde un día —¿en la Conquista o en la Independencia?— fue desprendido”.

3. “Si la Chingada es una representación de la Madre violada, no me parece forzado asociarla a la Conquista, que fue también una violación, no solamente en el sentido histórico, sino en la carne misma de las indias”.

4. “Nuestras ideas, asimismo, nunca han sido nuestras del todo, sino herencia o conquista de las engendradas por Europa”.

5. “El mexicano no quiere ser ni indio, ni español. Tampoco quiere descender de ellos. Los niega. Y no se afirma en tanto que mestizo, sino como abstracción: es un hombre. Se vuelve hijo de la nada”.

6. “La conquista de México es un hecho histórico en el que intervienen muchas y muy diversas circunstancias, pero se olvida con frecuencia la que me parece más significativa: el suicidio del pueblo azteca”.

7. “La religión azteca está llena de grandes dioses pecadores -Quetzalcóatl, como ejemplo máximo-, dioses que desfallecen y pueden abandonar a sus creyentes, del mismo modo que los cristianos reniegan a veces de su Dios. La conquista de México sería inexplicable sin la traición de los dioses, que reniegan de su pueblo”.

8. “Luchamos con entidades imaginarias, vestigios del pasado o fantasmas engendrados por nosotros mismos… Son intocables e invencibles, ya que no están fuera de nosotros, sino en nosotros mismos… Porque todo lo que es el mexicano actual, como se ha visto, puede reducirse a esto: el mexicano no quiere o no se atreve a ser él mismo. En muchos casos estos fantasmas son vestigios de realidades pasadas. Se originaron en la Conquista, en la Colonia, en la Independencia o en las guerras sostenidas contra yanquis y franceses”.

9. “Es imposible no advertir la semejanza que guarda la figura del «macho» con la del conquistador español. Ése es el modelo —más mítico que real— que rige las representaciones que el pueblo mexicano se ha hecho de los poderosos: caciques, señores feudales, hacendados, políticos, generales, capitanes de industria. Todos ellos son ‘machos’, ‘chingones’”.

10. “Como es sabido, la Conquista coincide con el apogeo del culto a dos divinidades masculinas: Quetzalcóatl, el dios del autosacrificio… y Huitzilopochtli, el joven dios guerrero que sacrifica. La derrota de estos dioses… produjo entre los fieles una suerte de regreso hacia las antiguas divinidades femeninas. Este fenómeno de vuelta a la entraña materna… es sin duda una de las causas determinantes de la rápida popularidad del culto a la Virgen”

11. “Como el catolicismo colonial, la Reforma es un movimiento inspirado en una filosofía universal. Las diferencias y semejanzas entre ambos son reveladoras. El catolicismo fue impuesto por una minoría de extranjeros, tras una conquista militar; el liberalismo por una minoría nativa, aunque de formación intelectual francesa, después de una guerra civil”.

12. “Toda la historia de México, desde la Conquista hasta la Revolución, puede verse como una búsqueda de nosotros mismos, deformados o enmascarados por instituciones extrañas, y de una Forma que nos exprese”.

13. “El mexicano venera al Cristo sangrante y humillado, golpeado por los soldados, condenado por los jueces, porque ve en él la imagen transfigurada de su propio destino. Y esto mismo lo lleva a reconocerse en Cuauhtémoc, el joven Emperador azteca destronado, torturado y asesinado por Cortés”.

14. “La extraña permanencia de Cortés y de la Malinche en la imaginación y en la sensibilidad de los mexicanos actuales revela que son algo más que figuras históricas: son símbolos de un conflicto secreto, que aún no hemos resuelto. Al repudiar a la Malinche… el mexicano rompe sus ligas con el pasado, reniega de su origen y se adentra solo en la vida histórica. El mexicano condena en bloque toda su tradición, que es un conjunto de gestos, actitudes y tendencias en el que ya es difícil distinguir lo español de lo indio”.