Cuando el futuro chilango colapse; Alberto Chimal pregunta cómo sería la vida en la CDMX tras una catástrofe

EXCELSIOR

El narrador mexicano publica una novela juvenil en la que se pregunta Cómo sería la Ciudad de México tras una catástrofe planetaria

CIUDAD DE MÉXICO.

¿Cómo sería la vida en la Ciudad de México tras una catástrofe planetaria provocada por el calentamiento global? ¿Qué harían sus habitantes? ¿Cómo resolverían esta crisis?

Alberto Chimal (1970) se preguntó por el porvenir desde México y confeccionar su primera novela “deliberadamente futurista”, evocando el paisaje, los barrios, la gente y la fauna del antiguo Valle de Anáhuac.

El resultado de “usar las herramientas de la ciencia ficción” desde una geografía propia fue La noche en la Zona M, su primer título dirigido a los lectores jóvenes que acaba de publicar el Fondo de Cultura Económica.

El lugar de partida de ese evento devastador mundial es un punto local. Imaginé cómo es afectado y cómo viven los personajes que de alguna manera pudieran ser nuestros descendientes. Lo hice para tener una perspectiva más accesible, porque realmente me preocupa la situación de esta ciudad.

La mayor parte de lo que se llama ciencia ficción nos llega de otros países y está regida por las preocupaciones de esas naciones. La narrativa mexicana no le ha entrado tanto a imaginarse el futuro, a hacerse preguntas sobre esto. Somos grandes autores de novelas históricas y sobre el presente, pero no tanto sobre el futuro. Quería contribuir a esto. Es necesario y tenemos el derecho de hacerlo”, explica.

En entrevista con Excélsior, el narrador mexicano detalla que el escenario que plantea es “una especie de reinos feudales en guerra; es decir, el Centro Histórico contra la zona de Chapultepec, el área de Xoco contra la de Aragón. Es una nueva versión de los gobiernos prehispánicos”.

Dice que imagina “una especie de colapso social total, en el que no sólo deja de existir el Estado nacional, sino incluso las grandes ciudades como unidades de gobierno, como comunidades. Se deshace el tejido social y aparecen formas de organización más primitiva”.

Chimal explica que entre los reinos existen unas zonas vacías llamadas “M”, que no aluden a México, como se pensaría, sino que en ellas viven monstruos que impiden el paso. “Se descubre que esto es verdad en parte. Es una especie de tierra de nadie, lugares vacíos, muertos. Es un sitio transfigurado, derribado, que reconocemos, pero al mismo tiempo vemos en un estado ruinoso”.

Además de la ambiental, prosigue Chimal, en ese México del futuro se da una catástrofe política, debido a las movilizaciones forzadas de migrantes. “Porciones del planeta se están volviendo inhabitables y tienen lugar una serie de luchas por el territorio y los recursos, algo que ya empezamos a ver.

Un movimiento que ya se prevé en el presente es que aquellos países con más dinero, tecnología y armamento están aislando a sus poblaciones migrantes, además de incrementar la explotación de los recursos naturales de otros lugares.

Todas estas situaciones son las que ocasionan la catástrofe de este mundo futuro. La novela podría servir como una advertencia: qué puede pasar en el peor escenario posible”, agrega.

 

MUJERES, CENTRALES

 

Las protagonistas de La noche en la Zona M son tres mujeres que pertenecen a distintas generaciones. Pero es una adolescente, “el sector de la población más consciente”, quien se atreve a desafiar los peligros en busca de una salida, una solución.

Pensé en una adolescente, porque nosotros ya no alcanzaremos a ver estos fenómenos, tal vez nuestros hijos o nietos sí. Sin importar el perjuicio inmediato como personas, debemos tener una responsabilidad con quienes nos rodean. Éste es un problema que va más allá de ideologías y fronteras, pues todos compartimos el mismo planeta, el ecosistema.

Sí es una evocación a la conciencia femenina, pero pensé en personajes femeninos no sólo fuertes, sino diversos, con profundidades y contradicciones, como todos los humanos”, señala.

Maestro en Literatura Comparada por la UNAM, Alberto Chimal aclara que quiso alejarse del cliché de las historias de catástrofes como fantasías masculinas de poder.

Ya es un lugar común el personaje masculino fuerte, heroico, armado hasta los dientes. Creo que es una imagen tóxica: roles de género impuestos y reforzamiento de la violencia. Vale la pena encontrar otras formas de rescatar los deseos y las aspiraciones”, asegura.

Además de las tres mujeres, dio vida a personajes como Sombra, Tuercas, el Astro o Zorra. “Sus nombres son un poco metafóricos de su misión. Me interesaba jugar con el habla citadina, que se supone se transformará en el futuro, nacerán palabras y otras caerán en desuso”.

La novela es narrada 15 días antes de un gran descubrimiento, de un momento impactante, y va en descenso cronológico. “Quise crear un suspenso especial, además de poner mucha acción y describir este mundo. Al mismo tiempo que suceden las cosas, se va narrando qué es esta comunidad, cómo llegó a ser lo que es, por qué ya no hay noticias del exterior, por qué está asilada”.

Sin embargo, en el mundo post-apocalíptico de Chimal sobreviven algunas comunicaciones. “No es un regreso a la edad de piedra, el conocimiento es importante. Los personajes quieren emprender una restauración real de su mundo; es decir, detrás de la huida de la protagonista existe la esperanza, pues busca un espacio con mejores condiciones de vida, mayor equidad y más libertad”.

Finalmente, el autor mexicano destaca que dio prioridad a la acción de grupo. “Si hemos de sobrevivir como especie a una verdadera catástrofe no lo haremos solos, como individuos egoístas, sino como entes solidarios. Mis personajes se embarcan en una aventura en la que nadie puede sobrevivir por su cuenta”.