Los excesos del jefe de jefes… y otros textos imperdibles

A través de crónicas y narrativas literarias, estas historias revelan los excesos, las luchas y los desafíos que enfrentan personas comunes en el México de ayer y hoy

EXCELSIOR

En las páginas de esta colección de crónicas periodísticas de Excélsior digital, nos adentramos en historias que oscilan entre lo conmovedor y lo desconcertante. Desde la transformación de Zumpango, un pueblo olvidado que se convirtió en refugio de delincuentes, hasta el escalofriante final de Sergio Oros Sánchez, conocido como ‘la escoria de Reynosa’, quien pereció en un brutal enfrentamiento a golpes.

A través de estas crónicas, exploramos la complejidad de la justicia y la ley en casos como el de ‘El Pichi’, quien regresó a prisión, cuestionando cuántos crímenes puede perdonar la sociedad. También nos sumergimos en los recuerdos de aquellos que presenciaron la caída de Edgar Valdez Villarreal, alias ‘La Barbie’, un jefe de jefes del narcotráfico en México.

Desde el drama personal de un choque a bordo de un Uber, que dejó una madre fallecida y una familia en duelo, hasta la crónica de una casilla electoral donde se forja el destino de un país, estas historias nos invitan a reflexionar sobre la complejidad de la vida y la muerte en México.

Diego, un niño de 9 años en el 2014 hizo temblar al sistema educativo con sus groserías.

Estas historias revelan los excesos, las luchas y los desafíos que enfrentan personas comunes y personajes extraordinarios en la búsqueda de justicia, identidad y redención en un país marcado por la violencia y la esperanza.

Donde todo lo posible reclama pertenecer. El lugar de las crónicas, refugio de mil historias. Bitácora de aventuras; o un viaje más allá de los sentidos. Acompáñame a este recorrido por el más sorprendente testimonio de nuestros días. Bienvenido.

Cronológicamente, los textos que te presentamos comienzan el 17 de diciembre de 2009, cuando cayó abatido uno de los narcotraficantes más temidos.

1. Los excesos del jefe de jefes

Murió el jefe de jefes.

Arturo Beltrán Leyva. O “El Barbas”; o “El Ingeniero”; o “La Muerte”.

O el capo que trajo de cabeza a los cuerpos de inteligencia de diversos países; fue abatido en Cuernavaca. Informa la Marina que no dio oportunidad a la negociación; que disparó hasta el hartazgo hasta que su historia se desplomó en el gimnasio del complejo de departamentos donde se alojaba; pretendió armar una última defensa, agazapado.

No le resultó: los fogonazos de sus verdugos fueron esta vez más certeros. El hombre fuerte del cártel de Sinaloa fue muerto gracias a un operativo terrestre montado por la Marina Armada de México. El saldo: siete narcotraficantes y un maestre muertos; tres marinos y un civil heridos.

La noticia fue publicada en los cinco continentes, más o menos en el mismo tono: la muerte de Beltrán Leyva, sobre quien se ofrecía una recompensa de 2.4 millones de dólares, es una victoria para el presidente Felipe Calderón, quien lanzó una cruzada contra las drogas al finalizar 2006.

Lejos de la euforia y de la metralla avasalladora de los erre quinces, de la tupida reacción de los a-cás cuarenta-y-siete, comienza a tejerse la leyenda de Arturo Beltrán entre la misma duda que envolvió la ejecución de Amado Carrillo Fuentes, el Señor de los Cielos:

¿En verdad está muerto?

Los marinos, irreverentes ante La Muerte, cubrirían el cuerpo de billetes; ensangrentados.

2. IN MEMORIAM: Soraya Jiménez, fuerza arrolladora

 

Hoy 28 de marzo de 2013, nos dijo adiós. La recordaremos por siempre.

En el 2002, dos años después de que Soraya Jiménez se convirtio en leyenda en los Juegos Olímpicos de Sydney, uno de los periodistas enviados tuvo un primer acercamiento escrito a lo que sería el capítulo de la atleta para el libro de los Medallistas Olímpicos Mexicanos. Este es el recuento de aquella noche del 2000, cuando esta mujer se vistió de oro puro.

3. Diego, el niño ultra grosero que cerró su escuela por bullying

El 30 de agosto de 2014, un pequeño era tan terrible en la escuela, que los padres de sus compañeros no pudieron más.

 

Diego tiene nueve años y ha hecho muchas travesuras, pero dos de sus comportamientos más contundentes, en la escuela primaria José María Mata, en la colonia del Valle, fueron así:

      Un día se acercó a una de las pequeñas más calladas de la escuela y le dijo: ‘Te voy a bajar los calzones y te voy a violar’. La niña, temerosa, no se lo comentó a sus padres. Simplemente les pidió no regresar a la escuela. Y en dos semanas no volvió. Cuando ellos se enteraron de la razón, la cambiaron de grupo.

En otra ocasión, lunes por la mañana, en la ceremonia de honores a la bandera, se bajó los pantalones, se mostró ante sus compañeros y les gritó: ‘¡Quién me la va a mamar!’

      Y hay más: 

Como esa vez en la que, yendo en cuarto, les perdió el respeto a los de quinto y sexto y los afilió a su lista de acosados. No sólo les amenazaba con quitarles el lunch o su dinero; lo hacía.

O como el día en que escupió y pateó a un maestro, gritándole en la cara: ‘¿Y qué me va a hacer?, ¿llevarme a la dirección?, ¿llamar a mi mamá? Si ni va a venir —decía—. No me pueden hacer nada’.

      Una reciente: en el baño quiso obligar forcejeando a que otro niño metiera la cabeza al excusado.
      Y no olvidar el intento de ahorcamiento sobre una pequeña, cuya madre interpuso una denuncia ante la PGJDF.
      Diego es más que un niño tremendo.
      No. De ninguna manera vivirían este martirio un año más.

…Las quejas con la directora, los papeles ingresados a la SEP, al DIF y a otras instancias, la comunicación ya interrumpida con Diana, la madre de Diego… Nada había funcionado.

Por ello fue que padres de familia con una hija en el plantel, decidieron, la noche del martes, que a la mañana siguiente cerrarían la escuela. Era el último recurso. Asumirían todas sus consecuencias.

 

4. Así murió Sergio Oros Sánchez, ‘la escoria de Reynosa’… a golpes

 

En mayo de 2016 una noticia impactó de manera especial las páginas de los diarios. Tenía apenas unos días en la cárcel por violar y matar a su hijastra de cuatro años. Así nos conmovió en las páginas de Excélsior digital:

 

 

“Amar a una persona es lindo, pero qe la misma persona también te ame a ti, eso, eso lo es TODo<3”

Sergio Oros Sánchez, en Twitter/ 12, enero, 2013

«Eztoi bien aburrido en mi kaza….»

Así se estrena Sergio Oros Sánchez en julio de 2011 en su cuenta de Twitter. Solo hará tres posteos.

Los cuatro puntos suspensivos, las zetas, la i latina y la ka son lo de menos. El maldito aburrimiento.

El calor de Reynosa es insoportable. Ya asoma la canícula, los cuarenta días más calientes del año, esos que enloquecen y hacen delirar hasta a los puercos.

En esta época la temperatura se eleva a más de 40 grados y la sensación térmica es aún mayor. La gente acá crece torva, airada y fiera.

Parece que nada sucede en ese pueblo este julio de 2011. Sería hasta sensato morir de aburrimiento.

Pero saliendo de San Fernando un comando secuestra a cuatro autobuses de las líneas ADO, Futura y dos de Transpaís, con todo el cupo de pasajeros a bordo. Sí, allá van los 72 muertos de San Fernando.

Y cuando acaba el mes se incendian tres pipas de combustibles en la carretera Reynosa-Rio Bravo Tamaulipas.

 

En este territorio de caminos ajados sobrevivir es una proeza diaria.

‘Eztoi bien aburrido en mi kaza….’, escribe Sergio Oros a sus 16 años.

Maldito ocio.

5. ‘Mi mamá no merecía morir así’, en un choque a bordo de un Uber

El 22 de agosto de 2016 se acercó a nosotros una joven que con todo el dolor del corazón nos compartió su tragedia.

 

«Mi mamá es una trabajadora aferrada, le encanta su trabajo. Es intérprete traductora trilingüe, habla inglés, francés, español, y si hubiera sabido más zapoteco lo hubiera integrado también. Ella es de carácter muy determinado. El mundo siempre le quedó muy chiquito. Fuimos a vivir a París porque mi mamá decía que era la ciudad luz y entonces decidió que era la ciudad para ella… Es una persona muy alegre. Le gusta tanto estar haciendo cosas, que al cabo de un rato está bien cansada”.

La voz de Hrindanaxi  Villagomez Sánchez se escucha agotada, la desazón no le deja, por momentos, completar las frases. Hasta ahora al hablar de Luz María, su madre, lo ha hecho en presente. Como si estuviera aquí.

Pero no. Y aunque quisiera no recordarlo, la joven expresa, como en un apagado murmullo:

…“Mi mamá no merecía morir así”.