Víctor González vive un cuento de hadas con Yankees

El pelotero nayarita deseaba ser como Andy Pettitte en su niñez, ahora aprende de él en Nueva York.

EXCELSIOR

En un giro de destino que parece sacado de un cuento de hadas del beisbol, Víctor González, quien solía emular a su héroe Andy Pettitte en el polvoriento patio de la casa de su abuela cuando era niño, ahora se encuentra bajo la tutela del mismo Pettitte en los Yankees de Nueva York.

Para González, cada lanzamiento, cada movimiento en el montículo, lleva consigo los recuerdos de aquellos días de juego, en los que soñaba con ser como su ídolo. Ahora, tener la oportunidad de ser entrenado por Pettitte es más que un sueño hecho realidad.

Yo, de niño en el corral de mi abuela, me creía Andy Pettitte. Copiaba sus movimientos y quería ser como él. Incluso con uno de los hermanos de mi papá, cuando yo le lanzaba, le decía que era Pettitte y él era José Luis el Borrego Sandoval. Conocerlo y aprender de él para mí ha sido más que un sueño», contó González.

 

Pero la conexión entre González y Pettitte va más allá de la admiración. Pettitte, un héroe indiscutible en la historia de los Yankees, se está encargando de alistar a González para la temporada 2024 en la que los Yankees intentarán terminar con la sequía de títulos que se remonta a 2009, cuando Pettitte todavía era uno de los mejores lanzadores de los neoyorquinos.

Para González, cada lección de Pettitte va más allá de las técnicas del juego; es una oportunidad de absorber la sabiduría acumulada de un veterano que ha visto y vivido todo en el mundo del beisbol. Cada consejo, cada palabra de aliento, resonando con el poder de la experiencia y la pasión compartida por el deporte.

Nadie ha ganado más juegos en octubre para los neoyorquinos que Andy Pettitte. Jugó 18 temporadas en MLB y ganó cinco anillos de campeón. Su número 46 está retirado.

González y Pettitte guardan la similitud de ser zurdos y portar los colores de los Yankees de Nueva York.

Es un lanzador histórico, uno de los mejores que han estado en Grandes Ligas. Su experiencia nos ayuda a todos a ser mejores en el campo. A mantener la calma en los momentos más tensos», dijo González.

A medida que González continúa su viaje en las Grandes Ligas, su vínculo con Pettitte no sólo es una historia de mentoría y entrenamiento, sino también un testimonio del poder duradero de los sueños de la infancia y la determinación para convertirlos en realidad.