Los vientos fríos del otoño y la lluvia helada nos empujan a buscar comidas calientitas y reconfortantes, pero uno de los emblemas durante esta temporada es, sin duda alguna, el pan de muerto. Este pan dulce y esponjoso es uno de los elementos más emblemáticos de la festividad del Día de Muertos en México; adornado con representaciones de huesos, simboliza la celebración de la vida y la muerte con un sabor tan delicioso que no se puede dejar pasar.
Es así como cada año, las familias mexicanas colocan panes de muerto en sus altares, dedicados a honrar a los seres queridos que ya no están. Pero además de servir como ofrenda para recordar a nuestros muertos, el pan de muerto también es un acompañamiento perfecto para compartir en la mesa durante estos días especiales y es que ¿a quién no se le antoja un pan de muerto lleno de azúcar y acompañado de su respectivo chocolate caliente?
Como era de esperarse, existen muchas variaciones del pan de muerto, pues éste cambia de acuerdo a la región donde se prepara. Sin embargo, hacer pan de muerto en casa puede ser una experiencia deliciosa, pues además de que existen recetas sumamente sencillas, el llenar tu cocina con el olor de pan recién horneado puede ser una manera de hacerle frente a los días grises del otoño.
Receta del mejor pan de muerto casero
Preparar pan de muerto en casa es una experiencia que combina tradición, sabor y un profundo simbolismo cultural ya que este proceso no solo te permitirá saborear uno de los manjares más representativos de la gastronomía mexicana, sino que también te conectará con una tradición ancestral que celebra la vida, la muerte y el recuerdo de nuestros seres queridos. Es así como te comparto una receta paso a paso para que disfrutes de un pan de muerto casero y fácil de hacer.
Ingredientes: ¿qué compone al pan de muerto?
Para la masa:
500 gramos de harina de trigo
150 gramos de azúcar
150 gramos de mantequilla (a temperatura ambiente)
10 gramos de sal
20 gramos de levadura fresca o 10 gramos de levadura seca
4 huevos (a temperatura ambiente)
150 mililitros de leche tibia
1 cucharada de ralladura de naranja
1 cucharada de agua de azahar (opcional, pero aporta un aroma tradicional)
1 cucharadita de esencia de vainilla
1 pizca de canela molida (opcional)
Para el decorado:
100 gramos de azúcar
50 gramos de mantequilla derretida
Un poco más de harina para trabajar la masa
¿Cómo hacer pan de muerto?: PASO A PASO
Teniendo listos estos ingredientes, comenzamos con el proceso paso a paso.
Paso 1: preparación de la levadura
En un recipiente pequeño, vierte la leche tibia y añade la levadura fresca o seca, junto con una cucharadita de azúcar (del total que se utilizará en la receta), ya que el azúcar ayudará a activar la levadura.
Mezcla bien y deja reposar durante unos 15 minutos; la levadura comenzará a generar burbujas y aumentará su volumen, esto significa que está activada y lista para usarse.
Paso 2: preparación de la masa
En un bol grande, tamiza la harina junto con la sal y una pizca de canela (si decidiste usarla), esto evitará grumos y permitirá que la masa sea más uniforme.
En otro recipiente, bate los huevos junto con el azúcar, la ralladura de naranja, la vainilla y el agua de azahar (si lo estás utilizando). A esta mezcla, añade la mantequilla a temperatura ambiente y sigue batiendo hasta obtener una mezcla homogénea.
Haz un hueco en el centro de la harina y vierte poco a poco la mezcla de ingredientes líquidos. Al mismo tiempo, añade la levadura que ya ha reposado y comienza a mezclar con las manos o con una espátula hasta integrar todo.
Este es uno de los pasos más importantes, pues la masa debe amasarse hasta obtener una textura suave y elástica. Si sientes que está demasiado pegajosa, puedes añadir un poco más de harina (ten cuidado de no excederte, ya que esto puede hacer que el pan quede duro).
Una vez amasada, forma una bola con la masa y colócala en un recipiente ligeramente enharinado, cúbrela con un paño limpio y deja reposar en un lugar cálido de una a dos horas, o hasta que la masa haya doblado su tamaño.
Paso 3: dar forma al pan
Una vez que la masa haya reposado y aumentado de tamaño, es hora de darle la forma característica del pan de muerto.
Divide la masa en porciones, dependiendo del tamaño que desees para tus panes, puedes hacer uno grande o varios panes medianos. Reserva una pequeña porción de masa para hacer los “huesitos” o tiras que decorarán la parte superior del pan.
Con la masa reservada, forma pequeñas tiras delgadas que representarán los huesos y una bolita que colocaremos en la parte superior del pan. Estas decoraciones tienen un simbolismo muy importante, ya que representan los huesos y el cráneo, en honor a los difuntos.
Coloca las tiras en forma de cruz sobre la bola principal de masa; en el centro, coloca la bolita de masa que preparaste previamente.
Coloca los panes ya formados en una bandeja para hornear, dejando suficiente espacio entre ellos, ya que crecerán al hornearse. Cubre nuevamente con un paño y deja reposar durante unos 30 minutos más para que la masa suba un poco más.
Paso 4: horneado
Con los panes ya formados y descansados, llega el momento de hornearlos.
Precalienta el horno a 180°C (350°F) durante unos 10 o 15 minutos antes de introducir los panes, esto asegurará que la temperatura sea la adecuada desde el primer momento.
Coloca los panes en el horno precalentado y hornea durante 20 o 25 minutos si son pequeños o medianos, y unos 30 o 35 minutos si son más grandes. El tiempo puede variar según el tamaño del pan y la potencia de tu horno, así que revisa constantemente y recuerda que el pan debe quedar dorado en la superficie.
Para asegurarte de que el pan esté completamente cocido por dentro, puedes insertar un palillo en el centro. Si sale limpio, el pan está listo, si sale con masa pegajosa, déjalo unos minutos más.
Paso 5: decorar el pan
Mientras el pan aún está caliente, úntalo con mantequilla derretida utilizando una brocha de cocina, este paso es fundamental para que el azúcar se adhiera correctamente al pan.
Inmediatamente después de untar la mantequilla, espolvorea azúcar sobre toda la superficie del pan. Puedes usar azúcar granulada común o azúcar glass, dependiendo de tu preferencia.
Aunque es tentador comer el pan de muerto caliente, lo ideal es dejarlo enfriar un poco para que los sabores se asienten y la textura sea más firme.
Consejos adicionales para un pan de muerto erfecto
Controla la temperatura de los ingredientes: es importante que todos los ingredientes estén a temperatura ambiente, especialmente los huevos y la mantequilla. Si están demasiado fríos, la masa puede volverse difícil de manejar.
No sobrecargues de harina: aunque resulta muy fácil agregar más harina cuando la masa está pegajosa, es importante no abusar, pues un exceso de harina puede hacer que el pan quede demasiado denso o seco.
El tiempo de reposo es clave: no apresures el proceso de reposo de la masa ya que el tiempo que la masa pasa en reposo es crucial para que los panes salgan esponjosos y bien aireados.
Horno precalentado: no olvides precalentar el horno antes de hornear ya que introducir el pan en un horno frío puede arruinar la textura final.
Aromas adicionales: si deseas darle un toque más aromático, puedes añadir a la masa un poco de ralladura de limón o incluso sustituir el agua de azahar por esencia de anís.
¿Cuál es el significado del pan de muerto?
El pan de muerto es una pieza central en las ofrendas del Día de Muertos, los altares dedicados a los seres queridos fallecidos ya que se cree que las almas de los difuntos regresan del más allá para disfrutar de los alimentos que sus familiares colocan en el altar, y el pan de muerto, junto con otros platillos tradicionales, es una muestra de amor y respeto, por lo que es una manera de mantener viva la conexión con los seres queridos, aún en la muerte.
Se dice que este pan tiene raíces tanto en la cultura prehispánica como en la tradición católica introducida durante la colonización española, ya que los antiguos mexicas solían hacer ofrendas de comida y figuras en honor a sus muertos, mientras que los conquistadores adaptaron estas prácticas a las festividades católicas del Día de Todos los Santos y el Día de los Fieles Difuntos, introduciendo elementos como el trigo y el azúcar.