Para mitigar estiaje y sequía, ganaderos implementan acciones de reforestación en la Costa de Oaxaca

La sequía causó pérdidas económicas severas, con muertes de ganado y una caída en el valor de los animales.

MILENIO

En respuesta a los efectos del cambio climático y la inminente temporada de sequía, ganaderos de la región de la Costa de Oaxaca adoptaron una serie de medidas orientadas a la reforestación de sus terrenos.

Con estas acciones no solo buscan enfrentar las crecientes dificultades provocadas por la escasez de agua, sino también contribuir a la captación del vital líquido, favoreciendo la sostenibilidad de sus actividades productivas a largo plazo.

Antonio Mondragón Cruz, presidente de la Unión Ganadera Regional de la Costa de Oaxaca (UGRCO), informó que la iniciativa surgió como una respuesta directa a la severa sequía que afectó a la región durante la pasada temporada de estiaje.

Los productores de ganado experimentaron pérdidas significativas, tanto en términos económicos como en la salud de sus animales, lo que los llevó a buscar alternativas para mitigar los efectos de este fenómeno climático.

“Como ganaderos tenemos una responsabilidad inerte que es cuidar de los árboles que pueden nutrir al subsuelo de agua, nos dimos a la tarea de generar una reforestación, solicitándole al Coesfo del gobierno del estado arboles maderables para que podamos generar cercos vivos”, declaró Mondragón Cruz.

La reforestación, que cuenta con el respaldo de la Comisión Estatal Forestal (Coesfo), fue posible gracias a la donación de más de 10 mil árboles maderables de diversas especies, los cuales se plantearán en ranchos y potreros de la región.

 

La implementación de cercos vivos mediante la siembra de estos árboles es una de las principales estrategias.

Este tipo de vegetación no solo ayuda a retener agua en el suelo, sino que también genera sombra para los animales, mejorando su bienestar durante las olas de calor.

La UGRCO propuso que los ganaderos destinen hasta el 10% de sus tierras a la preservación de vegetación nativa, lo que, según el líder ganadero, podría ser clave para enfrentar futuras sequías.

Necesitamos dejar hasta el 10 por ciento del total de nuestras hectáreas como vegetación viva, como bosques, porque en muchas unidades de producción, en muchos ranchos, como la costumbre es cortar todo y que tengamos pastos para nuestros ganados«

«Sin embargo, si logramos generar esa cultura de dejar cuando menos el 10 por ciento del total de nuestro hectareaje para material vegetativo, vamos a tener la capacidad de coadyuvar con el medio ambiente”, precisó.

 

Impactos de la sequía en la Costa de Oaxaca

La región de la Costa, especialmente en la microrregión de la Llanada y la zona chatina, sufrieron de manera significativa durante las recientes temporadas de estiaje.

De acuerdo con Mondragón Cruz, la falta de lluvias alcanzó niveles sin precedentes, afectando tanto los pozos agrícolas como las reservas de agua disponibles para el ganado.

Tuvimos una sequía severa que nunca antes había pasado aquí, a tal grado que regiones donde se contaba con agua se escaseo, el ganadero lo que tuvo que hacer es llevarle agua desde la zona urbana a sus hatos ganaderos a sus ranchos”, indicó.

El impacto de la sequía no solo se refleja en escasez de agua, sino también en un considerable aumento de las muertes de ganado.

Al menos 70 cabezas de ganado murieron a inicios de mayo debido a las altas temperaturas y la falta de agua. 

Este problema se agravó en municipios ubicados en el cuadrante que comprende Santa María Huatulco, San Pedro Juchatengo, Putla Villa de Guerrero y Santiago Tapextla, donde residen alrededor de 70 mil trabajadores dedicados al sector ganadero.

Pérdidas económicas severas

La sequía prolongada causó una reducción significativa en la producción de forraje, lo que a su vez ha afectado la calidad del ganado. 

Estamos experimentando una grave escasez de forraje, lo que ha reducido el peso de los animales y, por ende, su valor en el mercado”, explicó Mondragón Cruz en mayo.

La baja calidad del ganado llevó a que muchos productores vendan sus animales a precios mucho más bajos de lo habitual.

Si antes un ejemplar podía venderse por hasta 18 mil pesos, ahora los ganaderos se ven obligados a aceptar entre 10 mil y 11 mil pesos por cada animal, lo que representa una pérdida económica considerable.

Además, la necesidad de transportar agua hacia los potreros ha aumentado los costos de producción, agravando aún más la situación financiera de los productores.

Ante este escenario, en mayo de 2024, los ganaderos de la región declararon un estado de emergencia, solicitando al gobierno estatal mayores apoyos económicos, tanto para el mantenimiento de pozos agrícolas como para enfrentar la crisis del estiaje.