Alimentación y estrés influyen negativamente en síntomas del síndrome del intestino irritable
Especialistas destacan que la alimentación y el estrés, entre otros factores relacionados con el estilo de vida, influyen negativamente en los síntomas del síndrome del intestino irritable
EXCELSIOR
Entre el 10 y el 15 por ciento de la población mundial presenta síntomas compatibles con el síndrome del intestino irritable (SII), lo que la convierte en una de las patologías digestivas más frecuentes, según resalta la secretaria de la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD) y médico adjunto del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Vall d’Hebron (Barcelona), Carolina Malagelada, con motivo de su Día Nacional.
Esta patología es una de las que más afecta a la calidad de vida del paciente, pues sus síntomas se centran en dolor o molestia abdominal asociada con cambios en el hábito defecatorio. Dentro de esto, hay varios subtipos entre los que se encuentran el subtipo diarrea, el subtipo estreñimiento y un grupo denominado el subtipo mixto.
La alimentación y el estrés, entre otros factores relacionados con el estilo de vida, influyen negativamente en los síntomas, tal y como destacó la especialista. Además, puede haber otros síntomas que lo acompañan como la distensión abdominal o sensación de hinchazón o flatulencia, entre otros.
El SII es fácilmente confundible con otras patologías con las que comparte síntomas, de aquí la importancia de excluir otras enfermedades antes de dar una valoración final en positivo.
«Es importante señalar que no existe una prueba diagnóstica para identificar el SII», destacó Malagelada, razón por la que resulta necesario realizar las pruebas oportunas para excluir otras enfermedades digestivas y basarse en los criterios de Roma; es decir, en la frecuencia y duración de los síntomas para dar un diagnóstico.
Una vez se alcanzó el diagnóstico de intestino irritable, «debemos comunicarle al paciente nuestra sospecha diagnóstica de que se trata de un Síndrome del Intestino Irritable, en lugar de repetir múltiples pruebas cuyos resultados dan valores normales». Para esto, «la habilidad, experiencia y conocimiento del médico también son claves», subrayó.
En cuanto al tratamiento, cabe destacar que la gran mayoría de pacientes con SII presentan síntomas relativamente leves «por lo que se pueden tratar con lo que llamamos medidas conservadoras», señaló la doctora. No obstante, un primer paso importante en todos los casos es comunicar al paciente el diagnóstico y explicarle bien lo que significa. Las opciones terapéuticas incluyen medidas dietéticas, mejorar el descanso, reducir el estrés y tratamientos farmacológicos.
Sin embargo, «el tratamiento siempre dependerá de los síntomas que presente el paciente y la gravedad de estos, por lo que se requiere un manejo personalizado e individualizado por paciente ya que no sirve el mismo para todos», añadió Malagelada.