Exhiben esplendor de la Navidad novohispana
La muestra del recinto zacatecano incluye una veintena de pinturas y esculturas de artistas como Cristóbal de Villalpando y Miguel Cabrera, entre otros; se puede visitar hasta el 23 de marzo
EXCELSIOR
En 2025, serán restaurados los ocho óleos de gran formato que el artista novohispano Juan Nepomuceno Herrera realizó exprofeso para la Capilla de Nápoles, en el Museo de Guadalupe, en Zacatecas.
Así lo detalló ayer a Excélsior Rosa María Franco, directora del recinto que en 2025 cumplirá 108 años de su apertura.
Esta capilla tiene unos lienzos maravillosos que requieren de una restauración, que son los originales (de la capilla), y nuestra meta es que sean restaurados esos lienzos de gran formato; aunque todavía no sabemos si se quedarán en una sala permanente de este museo o si podrían viajar a lo largo de la ruta histórica del Camino Real de Tierra Adentro”, destacó.
Sin embargo, de momento el plan es que los trabajos sean realizados por el Taller de Conservación y Restauración José María Muñoz Bonilla, del Museo de Guadalupe, reactivado en septiembre pasado con la donación de un millón de pesos por parte de Fomento Social Banamex y la colaboración del Ayuntamiento de Guadalupe.
Franco habló además sobre la exposición Navidad novohispana, inaugurada en el marco de la natividad y de los 500 años de la llegada de la orden franciscana a México. La muestra incluye una veintena de obras pictóricas y esculturas de artistas novohispanos, como Cristóbal de Villalpando, Miguel Cabrera, Antonio de Torres, Luis Juárez y Antonio de Arellano, que permanecerá expuesta hasta el 23 de marzo próximo.
Al respecto, la directora del museo aclaró que la intención de programar este tipo de exhibiciones no fomenta ningún tipo de adoctrinamiento.
Existe un artículo tercero en la Constitución, así que realmente nuestros discursos son laicos y no es nuestro interés, por ningún motivo o circunstancia, que (las exposiciones) tengan un tinte de carácter doctrinal o religioso, sino, más bien, mostrar la capacidad creativa, el nivel y la técnica que tenían los creadores novohispanos, que son un referente en la historia del arte y eso es lo que nos interesa”.
La muestra incluye piezas icónicas, como La Anunciación, de Antonio de Arellano, que pareciera una escena votiva más en la que el ángel Gabriel se presenta ante la doncella María para comunicarle el mensaje divino; aunque, en un segundo plano, se puede observar el momento en que el sol nace —conocido como alborada o aurora—, que es una luz matinal de destello que precede a la salida del sol, comentó Franco.
Otra obra relevante, que forma parte de la muestra, es la que pintó Luis Juárez, a principios del siglo XVII, titulada San Juan Bautista niño, “que también fue intervenida en el taller de conservación, donde aparece un infante sentado en una inhóspita ladera, bajo la sombra de un árbol, cuyas ramas frondosas y retorcidas apenas dejan ver un rayo de luz.
Y otra más que, para mí, es de las que más sorprenden es El empadronamiento, de Cristóbal de Villalpando, donde podemos ver y apreciar perfectamente a la Virgen María con un embarazo ya bastante pronunciado”.
En dicha pieza, María y José son plasmados ante lo que parece ser un escribano que parece anotar al matrimonio en el libro del censo ordenado por el emperador romano; mientras José deposita sobre la mesa un par de monedas de plata.
A esta serie se incluyen ocho esculturas del artista zacatecano Macario Armas, elaboradas a finales del siglo XIX, que representan a San Joaquín y Santa Ana (abuelos maternos de Jesús, según la tradición); y cierra con El niño Jesús entre los doctores, óleo de Miguel Cabrera, “que destaca por su maestría y que recuerda el privilegio que tuvo de estudiar el ayate de la tilma de la Virgen de Guadalupe”.
Finalmente, Franco comentó que el Museo de Guadalupe, que antiguamente fuera el antiguo Colegio de Propaganda Fide, resguarda cerca de 10 mil obras novohispanas, lo que hace de esta pinacoteca uno de los espacios más icónicos de México, aunado a que es el único recinto de América que conserva, en su lugar original, gran parte de la obra que fue hecha exprofeso, lo que hace de este claustro un documento único del siglo XVIII.