La reestructuración del Poder Judicial debe pasar por ‘lo humano’: Luvia Altamirano, candidata a jueza

La aspirante a jueza de distrito en materia mixta del Circuito 13, cuyo número 01 aparecerá en las boletas amarillas, propone un Poder judicial cercano al pueblo

COMUNICADO

Luvia Jeanett Altamirano Raymundo es abogada, litigante y defensora de derechos humanos. Quiere ser  jueza de distrito en materia mixta del décimo tercer circuito. “Conozco la estructura del Poder Judicial”, afirma, convencida de que es necesaria esta reestructuración porque hay una corrupción “brutal” e insensibilidad dentro del sistema.

Luvia Altamirano trabajó 13 años en el Poder Judicial en distintos cargos, entre ellos Oficial judicial y secretaria de un Juzgado y de un Tribunal Colegiado. Ha dictado acuerdos y proyectado sentencias. Pero más allá de los grados académicos, sostiene que en la reestructuración del Poder Judicial, la inteligencia emocional es indispensable para quienes aspiran a ocupar un cargo.

“Tengo preparación,  especialidades, actualizaciones. Pero creo que es muy importante la empatía, la sensibilidad y la humanidad con los demás. Esta reestructura debe pasar por lo humano”, apunta la abogada quien tuvo que dejar su carrera judicial temporalmente por una lucha personal.

“Mi vida se judicializó”,  subraya. Hace cuatro años se convirtió en litigante y activista de derechos humanos para hacer frente a la violencia vicaria, ejercida por su exesposo, un juez que le arrebató a su hijo de cinco años de edad,  aprovechando su posición y  una serie de complicidades dentro del Poder Judicial.

La abogada oaxaqueña conoció en su propia experiencia a una élite de juzgadores, “mafias” que aún permanecen. Pero fue precisamente esa experiencia la que inspiró su lucha para combatir las injusticias y pugnar por los derechos de las mujeres y las infancias, principalmente, pero también por los derechos de los pueblos y comunidades indígenas.

Desde ese tiempo ha estado visibilizando también como una causa social  los tipos de violencia que se ejercen contra las mujeres, incluso desde los mismos juzgados, y la importancia de  la inteligencia  emocional en ese ámbito.

«Están muy interesados en los números, porque los expedientes son números para ellos, en las estadísticas, es ser eficaces, pero se les olvida que las resoluciones tienen que respetar los protocolos: para infantes, migrantes, mujeres, etc. y los tratados internacionales que México ha firmado, porque tienen consecuencias en la vida de las familias, de muchas personas, no solo en una persona», indica.

Además, afirma, a pesar de esos protocolos muchos juzgadores resuelvan al mejor postor porque el sistema es corrupto: las familias son extensas dentro del Poder Judicial, además y existe una “mafia” de litigantes y barras de abogados que apoyan por ejemplo, a los violentadores o a los de autores alimentarios. “Es muy triste, pero esa es la realidad. El Poder Judicial  necesitaba en forma urgente una reforma”.

A pesar de todo se muestra optimista: “Me ha tocado conocer el sistema también desde las entrañas, ahora es tiempo de propuestas”.

La aspirante a jueza de distrito en Materia Mixta del Circuito 13 propone erradicar la corrupción, el nepotismo y la violencia institucional, aunque es consciente de que esto no ocurre de inmediato, dice: es muy importante poner un foco amplio, ponerle mucha luz para disminuirla pues son los jueces quienes otorgan los nombramientos del personal.

También buscaría eliminar los trámites burocráticos para agilizar la justicia; escuchar a los justiciables de tal forma que el Poder Judicial de la Federación sea cercano al pueblo; aplicar en forma estricta los protocolos de actuación e impartir justicia erradicando la discriminación y respetando la dignidad humana y los derechos humanos y fundamentales de infancias, mujeres y pueblos indígenas.

Luvia Altamirano dice que en este proceso nos enfrentamos como sociedad a muchas irregularidades, pero considera que así como en  todas las carreras hay obstáculos en esta no hay menos: “Si nos ponemos escépticos no lograremos nada. La historia nos ha mostrado como de las mentes inquietas y soñadoras y tal vez de las más disruptivas,  dónde considero que pertenezco, se pueden generar cambios”.