Laboratorio Arte Alameda: de la Inquisición al Arte Contemporáneo

Ubicado en un pequeño predio frente a la Alameda Central, el antiguo templo y ex convento de San Diego ofrece historia y nuevas expresiones

EL HERALDO DE MÉXICO

Imagínate la escena: generalmente tres o más personas encadenadas, caminando desde el antiguo convento de Santo Domingo, seguidos por decenas de encapuchados cargando antorchas y leyendo rezos en latín y, de vez en cuando, azotándolos. Todo para terminar frente a una hoguera en la cabecera de uno de los parques más bonitos de la ciudad.

Así eran los pasos que la Santa Inquisición hacía pasar a los condenados que eran ejecutados frente al atrio del ex convento de San Diego, una adusta construcción que, desde hace años, ostenta orgullosa una hermosa fachada amarilla.

Y es que en sus más de 300 años de existencia, el ahora Laboratorio Arte Alameda ha tenido varias vidas. Fue convento, salón de baile, imprenta, pinacoteca y ahora es uno de los espacios en donde las expresiones del arte contemporáneo se desarrollan con mayor vigor.

De hecho una de sus características actuales es que solo se presentan obras pensadas y hechas ex profeso para este recinto, ubicado en lo que fuera la Calle del Tianguis de San Hipólito en la Nueva España.

Frente a la barbarie

La orden de San Diego, perteneciente a los franciscanos, llegó al país en el siglo 16, y ya para 1591, cuando 10 frailes del convento de Alcalá llegaron a México, se habían comenzado las obras para realizar el templo y convento adjunto, frente a una de las acequias transportaba agua hacia la capital.

Una de las características de esta orden es el rechazo a tener posesiones materiales, así que aceptaron tanto el predio como la construcción a préstamo, por lo que todos los jueves santos apagaban las luces y entregaban las llaves a los herederos de sus benefactores, la familia de los Mariscales de Castilla, quienes se las devolvían al día siguiente. Así pasó por 256 años.

Justo frente al atrio del convento se instaló uno de los espacios más lúgubres de la Ciudad, la pira de la Santa Inquisición, donde se quemaba vivas a todas aquellas personas acusadas de tener ideas judaizantes, practicar brujería o hechicería, o atentar contra la iglesia.

Centenares de personas fueron ejecutadas frente a la casa eclesiástica hasta 1771, cuando el regente de la ciudad decidió construir una ampliación de la Alameda Central extendiéndola a las puertas del templo.

Expropiación y apropiación

La promulgación de las Leyes de Reforma afectó a todas las propiedades eclesiásticas, y el templo de San Diego no fue la excepción, aunque su historia sí fue diferente. Como no le pertenecía a la iglesia sino a un particular, le fue devuelta a su dueño, quien se vio obligado, a cambio a ceder parte de los terrenos.

Así, los corrales y la huerta del viejo convento pasaron a convertirse en las actuales calles de Balderas y Doctor Mora, las cuales delimitan la Alameda Central, además de fraccionar otras partes del terreno para crear viviendas.

Muerto Juárez, el legítimo dueño le devuelve la posesión del templo a la Iglesia, que la vuelve a perder en 1934, cuando el edificio es expropiado por el entonces presidente Lázaro Cárdenas.

Durante varios años, el templo de San Diego fue empleado como imprenta, bodega de libros de texto y academia de baile dependiente del INBA, hasta que, el 8 de agosto de 1964, se crea la Pinacoteca Virreinal.

Del arte al arte

Alrededor de 350 obras pictóricas que se encontraban en recintos como la Pinacoteca de La Profesa, y los templos de Santiago TlatelolcoSan Agustín y El Carmen, entre otros, formaron la primera gran colección de este recinto.

Durante 36 años, su colección de arte virreinal, que contaba con lienzos, pinturas sobre láminas de cobre y metal, retablos y otras técnicas, fue una de las más importantes del país, tanto por variedad como por belleza.

En la actualidad, en este recinto se realizan distintas actividades artísticas. Foto: Instagram / Laboratorio Arte Alameda

Sin embargo, en el año 2000 se decidió trasladar todo su acervo al Museo Nacional de Arte, cambiando radicalmente la concepción tanto de la Pinacoteca como del espacio museístico y su oferta.

Así fue como nació el Laboratorio Arte Alameda, que actualmente reflexiona sobre la relación de arte y tecnología, presentando obras pensadas ex profeso para el centenario recinto que las exhibe.

  • Laboratorio Arte Alameda. Dr. Mora 7, Centro Histórico. Martes a domingo, 9:00 a 17:00 horas. $45, domingos gratis
A lo largo de los años, la extensión del antiguo convento se ha ido reduciendo. Foto: Instagram / Laboratorio Arte Alameda