Ajolotes, con los días contados: UNAM estima que desaparezcan de canales de Xochimilco el próximo año

Académicos de la máxima casa de estudios realizan esfuerzos para mantener estas poblaciones, pero señalan que son organismos muy sensibles y con procesos lentos

EL HERALDO DE MÉXICO

El emblemático ajolote mexicano, endémico de los canales de Xochimilco, enfrenta una crisis. Según datos recientes, presentados por especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la población de este anfibio podría desaparecer de los canales del sur de la Ciudad de México para el próximo año.

Y es que su presencia ha disminuido drásticamente en las últimas décadas, pasando de miles de individuos en 1998 a tan solo unas decenas. Ante este escenario, un equipo de investigadores de la UNAM ha emprendido una carrera contra el tiempo para salvar a esta especie en peligro crítico de extinción.

La contaminación del agua, el aumento de la temperatura de ésta, la actividad humana y la introducción de especies invasoras como la carpa y la tilapia son los principales factores que han llevado al borde del colapso a las poblaciones de ajolote en Xochimilco. Modelos matemáticos predicen que, de continuar esta tendencia, para 2025 podría desaparecer por completo de su hábitat natural.

Ante esta situación, científicos del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBO) de la UNAM han centrado sus esfuerzos en estudiar la capacidad regenerativa de los ajolotes, una característica única de esta especie.

Buscan estudiar regeneración de sus órganos sexuales

Quedan sólo unos cuantos ajolotes en los canales de Xochimilco. Foto: Cuartoscuro

La investigadora Tania J. Porras Gómez explicó que, al comprender los mecanismos de regeneración de los órganos sexuales, se podrían desarrollar estrategias para aumentar la variabilidad genética de las poblaciones y así fortalecer su capacidad de adaptación.

La también miembro del Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores precisó que han analizado las células testiculares para generar espermatozoides que contengan la información genética en dichas células reproductoras, y encontraron reservorios de células germinales las cuales podrían ser una fuente de almacenamiento para utilizarlas en caso de necesitar la regeneración.

“Es increíble que hasta este momento no sepamos si los ovarios testículos se pueden regenerar y el encontrar estas células nos hace pensar que sí es posible, lo que podría ser llevado, incluso, a la medicina para ayudar en problemas de fertilidad”, señaló.

La siguiente etapa es revisar el proceso de regeneración en estos órganos, pues ello podría ser clave para ayudar a recuperar las poblaciones.

Preservan sus genes para salvarlos

Científicos intentan reintroducirlos en algunas zonas de Xochimilco. Foto: Cuartoscuro

Además de esta línea de investigación, un equipo de expertos de la UNAM trabaja en la creación de un repositorio de germoplasma, una especie de banco de genes que permitirá preservar la diversidad genética de los ajolotes y facilitar la colaboración científica a nivel internacional.

“Es un proyecto donde trabajamos en la preservación del ajolote. Muchos investigadores tenemos la idea de crear el repositorio y que sea un trabajo que se comparta para que ayude a la diversidad del ajolote”, señaló por su parte la investigadora Norma Moreno Mendoza.

Adicionalmente, Luis Zambrano González y su equipo de trabajo del Instituto de Biología, de la UNAM, colaboran directamente con los chinamperos en Xochimilco para que en las zonas de los canales que han sido poco perturbadas por el humano se introduzcan algunos organismos para que estén libres en el ambiente, lo cual es parte de los esfuerzos por regresar a los ajolotes de las condiciones de laboratorio a su ambiente natural.

Apuntó que además de que está en la cultura popular (en billetes de 50 pesos o como mascota de la selección de basquetbol de la Ciudad de México), existe una base de datos llamada AxoBase que presenta de manera gratuita el genoma, transcriptoma, principales líneas de investigación en México y el mundo, además de formar una red dedicada al estudio del anfibio.

Finalmente, la investigadora señaló que pese a todos estos esfuerzos, trabajar con ajolotes es complicado, por ser organismos muy sensibles a cambios en la temperatura, calidad del agua, además de que son procesos lentos.