El Papa Francisco y el abrigo Balenciaga: así lo convirtió la IA en una víctima viral
Una imagen falsa del Papa con un abrigo de lujo fue uno de los primeros deepfakes virales

EXCELSIOR
En marzo de 2023, una imagen del Papa Francisco recorrió internet con una rapidez inusitada. Vestía un abrigo blanco acolchado al estilo Balenciaga, moderno y lujoso. El contraste con su tradicional sotana papal era tan impactante como convincente.
Para muchos usuarios, no hubo duda: el Pontífice había decidido abrazar la moda urbana. Pero no era real. La imagen fue generada por inteligencia artificial.
Este caso marcó un antes y un después en la conversación global sobre los riesgos de la IA generativa, particularmente en su capacidad para producir imágenes hiperrealistas que engañan incluso al ojo más entrenado.
¿Cómo surgió la imagen?
La fotografía fue creada con Midjourney, una plataforma de inteligencia artificial especializada en generar imágenes a partir de texto. Un usuario compartió la imagen como parte de una serie de experimentos creativos, sin intenciones maliciosas, pero con resultados inesperados: millones de personas compartieron la imagen pensando que era auténtica.
La viralización fue tan intensa que medios como The New York Times y BBC se vieron obligados a desmentirla. Para ese entonces, ya era tarde: el deepfake del Papa ya era un ícono de la era de la desinformación visual.
¿Por qué fue tan creíble?
Expertos en IA explicaron que la imagen tenía características clave para engañar al público:
- Alta resolución y nitidez.
- Una pose creíble y un gesto neutral.
- Escenario coherente (una calle cualquiera).
- Ropa de diseño real, asociada a celebridades.
Además, el Papa Francisco es una figura mediática ampliamente respetada y seguida, lo que aumenta el impacto de cualquier contenido relacionado con él.
El impacto cultural del primer “deepfake pop”
La imagen del Papa con abrigo Balenciaga no solo evidenció el poder de la IA para fabricar imágenes falsas. También generó un debate más amplio sobre:
- La velocidad de la desinformación: la imagen se volvió viral antes de que surgieran las primeras dudas.
- La erosión de la confianza visual: si algo tan convincente puede ser falso, ¿qué más no lo será?
- La banalización de figuras públicas: líderes religiosos, políticos o celebridades pueden ser transformados en memes o íconos sin su consentimiento.
Incluso se abrió un espacio para la ironía: muchos usuarios celebraron el «estilo» del Papa y lo adoptaron como una figura de moda. Pero al fondo de la broma, el riesgo era real.
¿Qué aprendimos de este episodio?
El caso del Papa Francisco con abrigo de IA fue una alerta temprana. Demostró que no se necesitan intenciones maliciosas para generar desinformación: basta una imagen convincente, una red social y miles de ojos dispuestos a creer.
Hoy, con herramientas como Sora, Runway o DALL·E más accesibles y sofisticadas, los límites entre lo real y lo ficticio se desdibujan.
Y aunque aún se debate si el Papa fue una “víctima” real, lo cierto es que su imagen fue utilizada sin permiso y fuera de contexto, abriendo una conversación urgente sobre ética, verdad y tecnología.
bgpa