Mujer compra antiguo muñeco de Topo Gigio y se lleva escalofriante experiencia

Una madre compró un muñeco del Topo Gigio en Salta y desató una pesadilla: muerte, sombras, marcas en su bebé y un muñeco imposible de destruir.

EXCELSIOR

Topo Gigio es un ratón que durante la década de los 890 llenó de magia y diversión la televisión de millones de niños en América Latina, en donde la tierna marioneta ganó notoriedad gracias a sus aventuras y ocurrencias.

Así, pensando en la nostalgia de aquellos años, una mujer paseaba por una feria en Argentina cuando se encontró con la figura del entrañable muñeco, la cual no dudo en comprar y llevársela a su hijo, quien era muy fan de Topo Gigio, sin embargo, lejos estaba de imaginar lo que les esperaba.

La aterrorizante experiencia fue compartida a través de Facebook, en donde el usuario Maxi Zelaya decidió contar una aterradora experiencia que llegó hasta sus oídos sobre el aparentemente inocente muñeco.

Una figura encantadora… con un oscuro secreto

Según contó Maxi Zelaya, todo comenzó cuando una mujer, madre de cuatro hijos, decidió comprar un muñeco del Topo Gigio en una feria local. Le pareció tierno y perfecto para decorar la habitación de los niños, sin imaginar que esa pequeña figura ocultaba una presencia maligna.

La primera noche fue solo el inicio del horror. Mientras la madre intentaba descansar, extraños ruidos comenzaron a surgir del cuarto de sus hijos. Pasos suaves, casi como arrastrándose, resonaban en la casa ya dormida.

Al acercarse a ver al bebé, su sangre se congeló: el muñeco ya no estaba donde lo había dejado, sino sentado en la cabecera de la cama, con su eterna sonrisa y esos ojos negros que parecían absorber la poca luz de la habitación.

Intentó convencerse de que era solo su imaginación, pero no pudo dormir ni un segundo más.

La presencia que se alimentaba del miedo

Los días siguientes fueron aún peores, primero, el perro de la familia apareció muerto en el patio, con marcas profundas en el cuello, como si hubiera luchado con algo invisible. Luego, la gata desapareció sin dejar rastro. Un olor a humedad rancia y descomposición comenzó a invadir ciertas habitaciones, especialmente donde estaba el muñeco.

La madre empezó a experimentar pesadillas intensas y horrendas: el Topo Gigio le susurraba al oído en un idioma incomprensible, mientras sombras con ojos rojos se deslizaban por las paredes. En una ocasión, el muñeco se transformó en una criatura de garras largas y retorcidas que se abalanzaba sobre el bebé. Ella despertaba gritando, empapada en sudor frío, con el corazón latiendo como un tambor de guerra.

Una sombra que avanzaba siempre hacia los niños

Una noche, vio una figura negra, alargada, sin forma definida, deslizándose lentamente por el pasillo. Siempre tomaba el mismo rumbo: la habitación de los niños. La madre, al borde del colapso, decidió contarle todo a una vecina. Ésta le aconsejó buscar ayuda espiritual.

 

Un sacerdote acudió a la casa, bendijo cada rincón y se llevó el muñeco. Pero al día siguiente, allí estaba de nuevo: el Topo Gigio, sentado en la mesa de la cocina, mirándola con su siniestra sonrisa, como si se burlara de ella.

La situación tocó fondo cuando el mal alcanzó al bebé. Una madrugada, su llanto desesperado despertó a la madre, al revisarlo, encontró marcas profundas, rojas, como arañazos, en su cuello y brazos.

La mujer intentó deshacerse del muñeco. Lo roció con alcohol y trató de quemarlo, pero no ardía. Solo ennegrecía, mientras su sonrisa se volvía más siniestra. Luego lo arrojó a un canal. A la mañana siguiente, el Topo Gigio estaba en la cocina. Intacto.

Sin saber qué más hacer, recurrió a Facebook.

 

“Vendo muñeco Topoyiyo. Para quien quiera un pedazo de oscuridad”, publicó con desesperación. La publicación desapareció misteriosamente al poco tiempo, y desde entonces, nadie volvió a saber nada de ella ni de sus hijos.

 

 

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