Sánchez y García: Presea que los graduó

deportesA lo largo de un año, Germán Sánchez ha asimilado lo que logró en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, con apenas 20 años de edad. La presea de plata es lo mejor que ha logrado en su corta carrera, pero ese podio olímpico le ha abierto muchas oportunidades, aunque también, lo ha colocado en la escena mundial.

Sin embargo, Sánchez no vive del recuerdo de esa medalla y el momento de presumir esa medalla quedó atrás y ahora sólo ha seguido en el camino con sus saltos para mejorar sus resultados en este ciclo olímpico.

-Ya ha pasado un año de la obtención de la medalla olímpica, ¿en qué te ha cambiado la vida en todo este tiempo?

-Me ha abierto las puertas de muchos lugares, por ejemplo, voy a la universidad gratis. Son cosas que gracias a tu trabajo se van dando y que además, nos ha cambiado la vida en cuanto al reconocimiento de la gente, a que vas caminando y la gente te felicita y te pide la foto. Sin embargo, en cuanto a la vida deportiva no ha cambiado para nada, al contrario, la misma gente te exige verte en los primeros sitios, entonces tenemos que trabajar más, porque sabemos que no es nada fácil. Nosotros queremos seguir sintiendo las mismas emociones de estar compitiendo ante los mejores del mundo.

-¿Cómo recuerdas ese momento en qué estabas compitiendo en la final?

-Fue un día que se me borran pequeños pedazos, pero lo más claro que recuerdo (de ese 30 de julio de 2012) es cuando volteo al tablero después del último clavado y ya teníamos una medalla segura. Después salimos para que nos pusieran la medalla y fue cuando vi a mis papás, quienes me felicitaron. Hay veces que me pongo a ver la competencia y se me vuelve a enchinar la piel. Hay un video que subió una amiga a internet donde veo como hay alegría, la gente estaba entusiasmada con nosotros diciendo que ya lo habíamos logrado y me dan ganas de llorar.

-¿Ya asimilaste en todo este año que ya ha pasado, que ahora eres un medallista olímpico?

-Ya lo asimilé bien y para mí fue un sueño que cumplimos, una meta que logramos. Ahora debemos concentrarnos a lo que viene y no queda más que seguir trabajando porque en lo personal me gustaría volver a sentir la satisfacción de subirme al podio olímpico, pero ahora que sea con la de oro. Este es un ciclo nuevo y hay que empezar desde cero, ya que no por ser medallista olímpico te van a regalar las cosas.

-¿Dónde guardas la medalla que lograste en Londres?

-La tengo en una caja especial que nos dieron y la puse arriba de mi buró. No la veo muy seguido, pero me quedó con el agrado de saber que está ahí. La medalla vale, así me hubieran dado una presea que cueste mil o 50 mil pesos, no es tanto el metal, sino vale lo que hiciste para conseguirlo. Es como un trofeo, pocas personas pueden tener esa medalla, quizá en la Olimpiada Nacional muchos chavos tendrán una presea, pero esta olímpica es cada cuatro años, entonces estoy seguro de que ciertas personas son las que la tienen en el mundo.

-¿Ves tu medalla como una forma de motivación para las competencias en las que has participado?

-Nunca nos imaginamos que pudiéramos llegar a esta dimensión. Mi papá empezó colgando la primera medalla de mi carrera en un clavo y se fue llenando con las demás, y así simbólicamente las tengo en mi cuarto, pero las que mejor recuerdo me traen las tengo separadas en una cajita. Casi no la veo la de Londres, porque la quiero cuidar, no quiero que se me maltrate ya que quisiera enseñársela a mis hijos. Eso sí, si alguna persona se acerca y me dice que quiere ver la medalla, con gusto se la enseño.

A Iván García la medalla olímpica le llegó cuando tenía tan solo 19 años de edad, por lo que se abrió un enorme camino frente a él, uno donde entre otras cosas, está cumplir con la expectativas y ganar más preseas.

El saltarín coincide con su compañero Germán Sánchez en que la medalla olímpica le cambia la vida a cualquier deportista amateur, y a pesar de la importancia, del legado y del recuerdo, ahora las metas son más altas para ambos, al igual que las exigencias.

Por eso, en la mente de Iván está lo que hizo el 30 de julio de 2012, hace justo un año en Londres, pero al ver hacia adelante la principal atención está en buscar la constancia en este ciclo olímpico para seguir haciendo historia.

-¿Cómo te ha cambiado la vida la medalla olímpica?

-En todos los aspectos y ahora sé que los sueños se pueden hacer realidad, que todo es posible en esta vida, nada más hay que poner el corazón en cada competencia. La medalla olímpica es lo máximo a lo que puede aspirar un atleta y sabes que todos los años dedicados a los clavados valió la pena, pero mi carrera no termina con esa presea. Espero conseguir más logros importantes para México. Es motivante porque salgo a la calle y mucha gente me conoce, es parte de lo que conlleva una medalla olímpica, el reconocimiento de las personas y por eso quiero seguir echándole ganas para no defraudarlos.

-¿Ya asimilaste que eres subcampeón olímpico?

-Ya supe el impacto que causamos a todo México y supe lo que es tener una medalla olímpica colgada y verla en tu casa cada vez que te levantas, pero tengo que seguir concentrado en lo que viene porque de eso no voy a vivir. Hay que seguir entrenando y buscar más resultados, además de terminar mi carrera académica. Hay etapas para todo y ahorita es de entrenar más y dedicarle un poquito menos de tiempo a la escuela, y ya que termine mi vida en el deporte ahora sí a terminar la universidad.

-¿Cómo recuerdas ese día en el que estabas compitiendo en la final de la plataforma sincronizada?

-El 30 de julio es el mejor día de mi vida, es un día soñado, porque desde que estaba pequeño lo asimilaba, pensaba en él. Recuerdo que ese día nos levantamos a desayunar y entrenar un poco, ya el día de la competencia sólo nos dedicamos a disfrutarlo ya sin nada que perder, porque era como un sueño para mí estar en una final olímpica. Todavía recuerdo cuando supimos que logramos el segundo lugar y es lo mejor que me ha podido pasar en mi carrera deportiva.

-¿Dónde guardas la medalla olímpica?

-Está en la sala en un mueble de mi mamá, donde tiene algunas medallas, pero no es que la vea diario aunque tampoco se me olvida, porque siempre la tengo presente conmigo. De vez en cuando sí la veo y eso me empieza a recordar todas las cosas que tuve que hacer para ganar la medalla. No me gusta tanto presumirla, pero a mis papás sí, porque se sienten orgullosos pero sí me da pena decir ‘mírenla”.

-¿Qué significa para ti ser medallista olímpico?

-Es lo mejor que me ha pasado, la mejor experiencia de mi vida, porque tuve una medalla olímpica soñada. Es un recuerdo muy bonito y una presea que vale mucho para mí y no la cambiaría por nada. Muchas personas me dicen que en cuánto se las vendo, pero aunque me ofrezcan 20 millones no se las venderé, porque tiene un alto significado sentimental. Ahora empieza otro ciclo olímpico y hay que seguirle echando ganas para superar lo que hizo en el ciclo pasado. Sé que será muy difícil pero estoy dispuesto a aceptar ese reto.