El río argentino que se formó en una noche

MILENIO

Desde hace décadas, investigadores intentan revertir los estragos que ha causado el cambio climático en esta región de Sudamérica.

Ciudad de México

En la región argentina de San Luis, nunca hubo ríos, pero una noche de 1985 la tierra se abrió y dejó surgir «de la nada» una corriente de agua que hoy alcanza los 50 kilómetros, bautizada por los locales como Río Nuevo. Desde entonces, el fenómeno provoca los cambios drásticos en la fisonomía del paisaje.

Su aparición inundó campos enteros y en el transcurso de los años ha causado destrozos irreparables. El crecimiento acelerado se ha vuelto tan alarmante, que desde hace diez años un grupo de investigadores estudia las posibles maneras de, si no detenerlo, por lo menos revertirlo parcialmente.

El desarrollo de su trabajo está plasmado en el documental Río Nuevo, estrenado en 2016, que describe al fenómeno que causa estos estragos: sapping.

El sapping es un «proceso erosivo generado por agua subterránea, que provoca colapsos y provoca cañones. En el fenómeno, el agua no cava desde arriba hacia abajo sino desde abajo hacia arriba», explica el del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas.

La súbita aparición del Río Nuevo ha sorprendido a la comunidad científica internacional a tal grado que The Guardian publicó un reportaje al respecto hace un par de días. En él, Esteban Jobbágy —líder del proyecto— explica que la aparición súbita de estos ríos se debe a tres factores:

«Número uno, hemos atravesado años muy lluviosos en el pasado reciente. Después, la naturaleza del suelo que tenemos aquí, que son inestables. Y tercero, el hecho de que esta cuenca está albergando demasiada agricultura por primera vez».

Lo que ocurre es que a este territorio, alguna vez cubierto de bosques y pastizales, lo han deteriorado décadas de deforestación. Hoy, con la esperanza de que no sea demasiado tarde, las autoridades intentan contener el crecimiento desmedido a través de reforestación y medidas de rotación de cultivos.

Sin embargo, como Jobbágy dijo a The Guardian, «cuando la naturaleza ruje y dice ‘¡Suficiente!’, se convierte en una situación muy difícil de revertir«.

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