El día que Luis Donaldo Colosio fue silenciado

Su carrera política comenzó alrededor de 1979 al adherirse como militante activo del Partido Revolucionario Institucional (PRI)

EXCELSIOR

Durante un discurso en el aniversario del PRI celebrado en el Monumento a la Revolución no se cansó de repetir sus emblemáticas palabras que incluso se encuentran plasmadas en su mausoleo: “Yo veo un México con hambre y con sed de justicia”.

 

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Luis Donaldo Colosio Murrieta nació el 10 de febrero de 1950 en el estado de Sonora al norte de México. A muy temprana edad comenzó a demostrar su talento como orador. Años más tarde concluyó sus estudios en economía por el Tecnológico de Monterrey, además se convirtió en profesor en instituciones académicas como la UNAM o el Colegio de México.

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Su carrera política comenzó alrededor de 1979 al adherirse como militante activo del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Casi tres años después tomó su primer cargo como funcionario público en la Secretaría de Programación y Presupuesto, durante el mandato de José López Portillo. En 1982 contrajo matrimonio con Diana Laura Riojas.

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Posteriormente se convirtió en diputado federal por Sonora, al frente de la Comisión de Programación, Presupuesto y Cuenta Pública en la cámara de Diputados. Su presencia dentro del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRI se consolidó, lo que le llevó a establecerse como senador a nivel federal por su partido. Además participó como coordinador de campaña de Carlos Salinas de Gortari en su camino a la presidencia de la República.

 

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Después de haber estado al frente de la Secretaría de Desarrollo Social, el 8 de diciembre de 1993, Colosio tomó protesta oficialmente como candidato a la presidencia de la mano del entonces presidente Salinas de Gortari. De esa manera dio inicio a su campaña rumbo a los comicios a celebrarse en agosto de 1994.

LOMAS TAURINAS

Todo transcurría con normalidad en el mitin de Lomas Taurinas donde se encontraba Colosio junto con su equipo de campaña en medio de un tumulto de personas que buscaban acercarse al sonorense. Eran las 17:05 horas del miércoles 23 de marzo de 1994, cuando de entre las personas que rodeaban al priista, apareció una mano de guante negro sosteniendo un arma de fuego; al jalar el gatillo inmediatamente el candidato cayó al suelo. Enseguida quienes acompañaban a Colosio trataron de ayudarlo subiéndolo a una ambulancia que lo trasladó al Hospital General de Tijuana.

 

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Al llegar al nosocomio, el cuerpo inerte del político sonorense fue evaluado y sometido a cirugía de emergencia por parte de médicos quienes a pesar de los esfuerzos nada pudieron hacer para salvarle la vida. El cuerpo de Colosio presentaba dos impactos de arma de fuego, uno del lado derecho a la altura de la oreja y el otro en el abromen. Su muerte fue decretada a las 22:07 hrs.

 

 

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Sobre lo ocurrido comenzó a circular un video en el que se aprecia la mano que sostiene el arma. Dicho video se desclasificó a finales de 2018 con lo que se puede tener acceso a la versión completa por primera vez en más de 20 años a las imágenes libres de edición sobre lo ocurrido.

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Excélsior y sus suplementos informaron oportunamente los detalles del magnicidio cometido en Lomas Taurinas.

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“Colosio Murrieta, economista, de 44 años de edad, acababa de pronunciar un discurso y se retiraba de esa colonia. Con los impactos, se llevó la mano derecha a la cabeza y cayó hacia atrás en brazos de Juan Maldonado Pereda, coordinador del PRI en esta entidad. Un hombre del cuerpo de seguridad, de apellido Cantú, se lanzó sobre el asesino y le cayó encima. Lo desarmó”, dijo Excélsior el 24 de marzo.

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Por su parte, la cuarta edición de la Extra de Últimas Noticias de Excélsior, llevó en su primera plana “El deceso de Colosio a las 22:07 Hrs; MURIÓ, no resistió la operación en el lóbulo occipital”, y agregó la misma edición, “Luis Donaldo Colosio Murrieta, candidato del PRI a la Presidencia de la República , murió esta noche como consecuencia de los dos impactos de bala , a quemarropa, que recibió en atentado mortal ocurrido en esta ciudad (Tijuana, Baja California)”.

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Las banderas a media asta y decreto de día de luto nacional, todo el país se paralizó ante la noticia del homicidio del principal candidato a ocupar la silla presidencial. El presidente Salinas pidió serenidad y firmeza, al tiempo que los representantes de diferentes naciones alrededor del mundo manifestaron palabras de apoyo a los mexicanos.

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Después de rendirle un homenaje póstumo en la sede nacional del PRI, sus restos fueron trasladados a Sonora, donde reposan actualmente junto con los de su esposa en un mausoleo. Diana Laura Riojas murió unos meses después a causa de un agresivo cáncer que padecía.

INVESTIGACIÓN TURBULENTA

Del atentado ocurrido mientras concluía un acto político de su campaña presidencial, resultó detenido Mario Aburto, entonces de 23 años, por haber disparado un arma calibre 38 milímetros, y como testigo Vicente Mayoral. Además fue detenido el chofer encargado del traslado de los integrantes de la campaña de Colosio, Othón Cortez, acusado de ser el segundo tirador. Tras varios meses de prisión fue liberado por falta de pruebas.

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Las diferentes versiones sobre cómo se efectuaron los disparos, la versión de los dos Aburtos, generaron sospechas sobre la manera de ejecutar la investigación por parte de las autoridades. Así como las teorías sobre el segundo disparador o el asesino solitario dejaron muchas dudas. Al respecto, el gobierno estadounidense ofreció su apoyo para esclarecer el magnicidio.

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Muchos testigos y personas involucradas directamente en los hechos han sido asesinados, la mayoría de ellos por causas violentas. Entre ellos destaca Federico Benítez López, director de Seguridad Municipal de Tijuana.

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Según Benítez López, días antes del asesinato algunos representantes del partido le pidieron no involucrarse en el operativo de seguridad del evento de Lomas Taurinas, por lo que, solo se dedicó a brindar apoyo en cuestiones del tránsito vehicular en la zona.

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El mismo Benítez comenzó su propia indagatoria sobre los hechos ocurridos aquel 23 de marzo. Apoyado con los datos de la investigación oficial, Benítez se dedicó a levantar sus propias líneas de investigación. A finales de abril de 1994, Benítez fue asesinado por un grupo de sicarios mientras hacia un recorrido de rutina en un municipio de Baja California.

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Como es común en los escenarios políticos que involucran posiciones de poder, uno de los tantos desencuentros que Colosio enfrentó de cara a su camino a la presidencia fue con el político Manuel Camacho Solís, militante añejo del PRI y personaje cercano al presidente Salinas, despertó sospechas. Después de su labor como funcionario público y negociador del partido, parecía inminente su nombramiento como candidato, sin embargo, Salinas se declinó por Colosio, situación que ocasionó ciertas rencillas por parte de Camacho.

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Al respecto, el periodista de Excélsior, Andrés Becerril, escribió durante el 20 aniversario luctuoso de Colosio, “el 16 de marzo de 1994, Colosio y Camacho llegaron a un acuerdo político y privado, para que el comisionado para la paz reconociera públicamente a Colosio como candidato presidencial del PRI. Acordaron que el 22 de marzo Camacho haría público su adhesión a Colosio y abdicaría participar en cualquier elección en el proceso de agosto, como lo hizo. Al día siguiente, 23 de marzo de 1994, Colosio fue asesinado a manos de Mario Aburto”.

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Además de otros rompimientos con altas esferas del PRI, incluido el presidente Salinas, se conjugaron diversos factores que detonaron el asesinato. Los rasgos ideológicos y el discurso de un ‘México roto’, forman parte de los detalles a observar en lo ocurrido en Lomas Taurinas. Al día de hoy, después de cuatro fiscales a cargo de la indagatoria siguen sin tomarse en cuenta líneas de investigación que cambiarían el rumbo de la averiguación.

UN NUEVO CANDIDATO

El coordinador de campaña de Colosio, Ernesto Zedillo Ponce de León, fue el designado por el CEN del PRI como sucesor en la campaña rumbo a las elecciones presidenciales de agosto de 1994. Zedillo resultó ganador de la justa electoral, ejerció el cargo de presidente de la República con la sombra de Colosio a cuestas.

Finalmente Aburto fue condenado a 45 años de prisión y las dudas siguen a más de 20 años de aquel día fatídico en Lomas Taurinas.

Así fue la muerte de uno de los personajes más aclamados por la política y los sectores populares mexicanos de los últimos 30 años, quien durante su discurso en el aniversario del PRI celebrado en el Monumento a la Revolución no se cansó de repetir sus emblemáticas palabras que incluso se encuentran plasmadas en su mausoleo: “Yo veo un México con hambre y con sed de justicia”.